Capítulo 2

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Lady Gaga retumbaba en mis auriculares, me sentía muy cómodo, últimamente éstas eran las pequeñas cosas que lograban hacerme sentir mejor, en casa.


Después del ingreso de Isabel a la universidad, la veía menos, así que, mi escape dentro de casa únicamente era esto, la música, mis artistas favoritos.


Chasqueaba mis dedos al ritmo del compás de la canción, mientras estaba recostado en mi cama, con la mirada perdida en el techo.


— ¿¡Qué no escuchas!? — La imagen molesta de mi padre entró en mi campo de visión, mientras arrancaba los audífonos de mis oídos — Te estamos esperando para la cena... ¿Qué estás escuchando? — Puso el auricular sobre su oído — ¿Qué es esta porquería? Escucha cosas de hombres, escucha música buena, escucha rock pesado, como los verdaderos hombres.


— La música no tiene nada que ver.


— Yo no crie un maricon, así que, baja a cenar y comienza a escuchar otra cosa — Sentenció molesto, después me arrojó los auriculares y salió de la habitación dando un portazo.


Rodé los ojos y me incorporé, ¿Maricon? ¿Ese era su término? ¿De verdad creía que las personas no podíamos tener una visión más que ser heterosexual? Además, la música es libre, nos ayuda a abrir los sentimientos que tenemos, muchas veces la música llega más allá de lo que una persona podría llegar.


Salí de la habitación, llegue al comedor y cené en silencio, a papá parecía no importarle, ya que mantenía a mamá ocupada con algo de su trabajo, no estaba poniendo atención.


— Lo despediré — Escuché, mientras perdido en mis pensamientos.


— Pero es uno de tus mejores trabajadores — Defendió mi madre para después dar un sorbo a su vaso de agua.


— Pero es gay, ¿Sabes la reputación que le daría a mi empresa si llega a enterarse la gente?

— La gente ya es civilizada, el hecho de que tú mejor abogado sea homosexual no cambiará lo profesional que es — Le respondí, obteniendo una mirada con repugnancia de su parte — Además, piensa, ¿Cómo quedarías tú? Quedarías como un homofóbico jefe que no brinda libertad de expresión a sus trabajadores y por eso sí se podría hundir tu "reputación" — Le hice comillas con los dedos, él soltó su tenedor con furia sobre la mesa.


— Mira quién decidió hablar, no estoy conversando contigo Mateo, así que cierra la boca.


— Me invitaste a cenar, ¿No? Fuiste hasta mi habitación por mí, ahora estoy aquí escuchando tu plática toda homofóbica e irrespetuosa, lo último que podrías esperar que hiciera es no participar en ella.


— Eres un malcriado...


— Si no querías que estuviera en tu conversación de gays, simplemente no hubieras tocado el tema, sabías que estaría aquí — Me puse de pie y solté mis cubiertos, obteniendo la mirada de ambos — Es que no piensan en lo que puedo llegar a decir.


Me di la vuelta y salí de la cocina, escuchaba detrás de mí las voces de mis padres pidiéndome regresar, pero no lo haría, había perdido el apetito.


— Creo que no podré decirles, no ahora... Y tal vez nunca — Dije antes de cerrar la puerta de mi habitación e irme nuevamente a la cama a escuchar mi música.

El valor de ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora