Capítulo 8

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Mateo, Junio 2022 

Una tenue luz entraba por la ventana, mi habitación se encontraba a oscuras, no sabía nada de nadie desde hace dos noches, mi madre me ha traído algo para comer a escondidas un par de veces, cuando mi padre sale al bufete y la abuela (Quien cuida que mi madre no se acerque a mi) entra al baño. 

De Isabela no sé nada, por las pláticas de mamá y la abuela pude saber que la mandaron a un internado en Canadá, le habían quitado su teléfono y cualquier medio de comunicación hacia nosotros, además le habían prohibido las visitas e incluso llamadas de cualquier persona.No querían que tuviera alguna clase de contacto conmigo.

 Tal vez si soy el problema... 

Me adentré en el baño de mi habitación, miré mi rostro, seguía hinchado por los golpes que mi padre me había dado, el lado derecho de mi cara estaba ligeramente morado, mi ojo estaba completamente hinchado y casi color negro. 

Suspiré.

 Me dolía todo el cuerpo, pero, me dolía más el corazón, en una simple cena había perdido todo lo que más quería, lo más preocupante de la situación es que mi padre conoce a Ulises, sabe sus datos y podría hacerle daño, esto es algo que yo no puedo permitir, jamás me lo perdonaría.

 Abrí la llave del agua y dejé que el agua fría saliera, necesitaba algo para calmar el ardor y dolor físico.Tomé mi celular y entré en mi playlist "My safe place" para poder calmar mis sentimientos un poco, mientras las lágrimas descendían por mis mejillas. 

Un dolor en mi corazón se hizo presente, no se trataba de algo externo, no se trataba de un dolor físico, se trataba de la punzada de emociones que llegaba al recordar cada una de las palabras de mi padre, cómo no se compadeció en absoluto por ver a su hijo siendo diferente, incluso hubiese estado mejor que tomara la decisión de mandarme fuera de la casa, ¿Porque mandar a Isa tan lejos de casa? ¿Porque golpearme? ¿Acaso no me ama? ¿De verdad estoy tan mal por sentir algo diferente? ¿Soy yo el equivocado? Es que estoy cansado, cansado de jamás tener una palabra de aliento de su parte, de sentirme como un cero a la izquierda, de ver cómo puede incluso presumir a uno de sus empleados, cuando yo he pasado toda mi vida intentando ver algo bueno de su parte, una sonrisa, una mirada de aprobación, pero no pasó nada, estoy tan de escuchar cada vez que llega a casa como le dice a mi madre que soy un estorbo, una basura, un error. 

Tomé aire profundamente, es que no quería seguir teniendo esta vida, no quiero seguir sufriendo de esta manera, no puedo seguir así porque esto ya no es vida.Las aspiraciones, sueños, esperanzas, todo se desvaneció, poco a poco, con cada puñetazo sobre mi, cuando me dio esa mirada tan espantosa, tan horrorizada, cada cosa que me motivaba a seguir adelante se desvaneció aquella noche. 

Había decidido bloquear el contacto de Ulises y borrarlo de todas mis redes sociales, no quería escucharlo porque sé que él está en peligro, saber que mi padre lo alejara de mi me duele, pero también sé que si mantengo algún contacto con él, lo hará pedazos. 

Cerré las llaves de la bañera, estaba lista, me desnudé y entré en la tina, sintiendo como mi piel se ponía de gallina al tener contacto con el agua fría, entre por completo y cerré los ojos, no sé cuánto tiempo estuve así porque me quedé dormido.Cuando desperté noté que mis dedos ya estaban arrugados por la reacción del agua, así que salí, me puse ropa cómoda y salí del baño. 

— ¿Ya me vas a decir a qué se refería tu madre? 

— No se de que estás hablando — Las voces de mis padres por el pasillo llamaron mi atención, así que me acerqué a la puerta. 

— Cuando Mateo se fue, sabes que dijo algo, algo de que era contagioso, ¿De que estaba hablado? 

— Ignora a mi madre, ya está grande, se le cruzan los cables en la cabeza. 

— Respeta a tu madre, Rogelio — La voz de la abuela entro en la conversación — Me sorprende que después de tantos años no lo sepas, querida Isabel, es que es muy obvio, no puedo creer que no lo supieras, es que eres tonta, desde que quedaste embarazada tan joven supe que algo contigo no estaba bien del todo. 

— ¿Quiere decirme ya de qué está hablando? Rogelio, por favor... — Mi padre no hablo. 

— Rogelio es gay — Respondió mi abuela — Se casó contigo porque te embarazó, pero, él es maldito gay, creí que al casarse contigo lo harías cambiar de opinión, pero, pues al parecer no pudiste — Reconocí los pasos de mi abuela alejarse del lugar, yo estaba en shock.

 — Isabel... 

— Suéltame — Respondió mi madre llorando — Maldita sea, no me toques Rogelio. 

— Puedo explicártelo...

— Por eso no querías tocarme, ¿No es así? Por eso pasabas tanto tiempo fuera de casa — Mi madre se soltó a llorar — Me das asco. 

 — No es como mi madre lo dice. 

— Entonces niégalo, demuéstrame que no es cierto.Mi padre no habló.— Después de que golpeaste a tu propio hijo por ser diferente, él es como tú — Mi madre hizo una pausa — Me voy.

 — ¿Qué? 

— Me voy, quiero el divorcio, no quiero que vuelvas a hablarme en tu vida. 

— Isabel, no puedes hacerme esto, son más de veinte años de matrimonio. 

— ¿De un matrimonio o de una mentira?Los pasos de mi madre pasaron fuera de mi habitación.

 — Por favor, quédate... 

— Suéltame Rogelio — El sonido de un forcejeo me desconcertó — No quiero verte, no quiero estar contigo, ¿Es que no lo entiendes?Las palabras eran arrastradas por el llanto de mi madre, quien parecía suplicar para que fuera libre. 

— Perdón... 

— Lo siento, pero no puedo perdonarte...Los pasos apresurados de mi madre bajando las escaleras se escucharon por toda la casa.Mi padre es como yo, aun así decidió que no quería estar conmigo, de mi lado, prefirió humillar me a estar a mi lado y eso es algo que no puedo perdonar. 

[...] 

Isabel, Junio 2022, 21:29 

 Necesitaba despedirme de mi hijo, necesitaba verlo una última vez antes de decirle adiós, sé que no puedo llevarlo conmigo, porque necesito sanar, tomé las llaves de la habitación y me adentré, estaba a oscuras, la puerta del baño me mostraba una luz. 

— Mateo, es tarde para tomar un baño — Toco la puerta, pero no recibo respuesta — Necesito hablar contigo — La toco de nuevo y espero un par de segundos para obtener una respuesta, pero no es así — ¿Mateo?Abrí la puerta después de ver qué no tengo respuesta alguna de su parte, me encontré con la imagen que arruinó mi vida para siempre, mi corazón se detuvo del impacto, Mateo yacía en el suelo, pálido, con los labios morados y un frasco de pastillas en sus manos.

— ¡No! No, no, no, no, no, no — Tomé su rostro entre mis manos, estaba frío, la calidez que su piel emanaba se ha perdido.— ¡Rogelio!

El valor de ser túWhere stories live. Discover now