28.- 𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑

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Escaparse de Ron, Hermione y Harry había sido algo complicado para JJ, en especial por este último, con quien había quedado de pasar la tarde.

Al fin la chica le había pedido a Colin que dijera que la profesora McGonagall la llamaba. El menor había ejecutado de manera increíble el plan, ganándose unos cuantos galeones.

El corte que JJ tenía en la mano todavía no se había curado, y a la mañana siguiente volvía a sangrar. Ella no se quejó durante el castigo de la tarde, pues estaba decidida a no dar aquella satisfacción a la profesora Umbridge. Escribió una y otra vez «Debo respetar a mis superiores» sin que un solo sonido escapara de sus labios, aunque el corte iba haciéndose más profundo con cada letra.

Lo peor de aquella segunda semana de castigos fue la reacción de Angelina al enterarse que no podría asistir. El martes, a la hora del desayuno, acorraló a JJ cuando ésta llegó a la mesa de Gryffindor y se puso a gritarle de tal modo que la profesora McGonagall se acercó desde la mesa de los profesores.

—Señorita Johnson, ¿cómo se atreve a montar semejante escándalo en el Gran Comedor? ¡Cinco puntos menos para Gryffindor!

—Pero profesora... ¿Por qué necesita a JJ con usted justo cuando son los entrenamientos?

Jade quiso gritar. Su plan que había creado se iba a desmoronar en un solo segundo.

La profesora miro a JJ, quien trataba de esquivar a toda costa su mirada.

—Por asuntos que no le competen, señorita Johnson —habló McGonagall firme.

JJ levantó la mirada, sus cejas se levantaron levemente, sorprendida.

—Ahora, haga el favor de reservar en el futuro sus gritos para el campo de quidditch si no quiere perder la capitanía del equipo. Jade, sígueme.

Y tras pronunciar esas palabras, la profesora McGonagall se encaminó fuera del gran comedor. Al pasar a su lado, Angelina lanzó a JJ una mirada de profundo desprecio, pero ella ni se dio cuenta.

—¿Qué pasó, Jade? —preguntó la profesora McGonagall, mientras caminaban por un pasillo—. ¿Por qué la señorita Johnson ha dicho que debes estar conmigo?

—La profesora Umbridge me ha vuelto a castigar, pero no quería que se enteraran, así que dije que usted me necesitaba para asuntos privados —masculló esquivando los negros y pequeños ojos de la profesora McGonagall, que lo taladraban a través de las gafas cuadradas.

—¿Estás diciéndome que, después de la advertencia que te hice el lunes pasado —dijo, bajando la voz para que no la oyera un grupo de curiosos de Ravenclaw que tenían detrás—, has vuelto a perder los estribos en la clase de la profesora Umbridge?

𝐉𝐀𝐃𝐄 𝐘 𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐅É𝐍𝐈𝐗Where stories live. Discover now