Capitulo 9

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A la mañana siguiente, Lauren observó cómo Camila bajaba las escaleras vestida de novia. Al llegar a los últimos escalones, ésta miró a Lauren de manera desafiante.

—Estás muy bonita —Admitió Lauren, sin embargo, dirigiéndole una mirada irónica—¿Vas a algún sitio especial?

—No, simplemente me sentía con ganas de arreglarme—Contestó ella con igual ironía.

Lauren pensó que estaba totalmente sensacional, justo como debería ir una novia de verdad, y se preguntó por qué se habría arreglado así.

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Media hora después, Camila estaba de pie junto a Lauren mientras la ceremonia se celebraba.

—Pueden besarse las novias—Anunció el padre, con su característica voz angelical.

Lauren se volvió hacía ella, que estaba hecha un manojo de nervios, y le levantó el velo.

—No creo... —El susurro de Camila se cortó cuando Lauren acercó su boca a la suya.

Ella hizo todo lo posible para no responder a aquel beso, pero le fue difícil, por no decir imposible, ignorar la calidez de los labios de Lauren. Tal vez el beso no duró mas de cinco segundos, pero fueron los cinco segundos más deliciosos y lentamente rápidos de su vida. Su estomago dio un vuelvo al sentir los húmedos y acolchonados labios de Lauren atrapar los suyos, el aliento a menta y natural de ella misma la hicieron delirar, pero así como empezó, terminó.

Una vez hubo dejado de besarla, Camila pensó que, para bien o para mal, ya estaba casada con Lauren Jauregui.

Después de la ceremonia, sólo hubo una pequeña comida con algunos de los colegas de Lauren, tras la cual Camila se cambió de ropa, poniéndose uno de los conjuntos de su hermana: un vestido de seda. Mirándose en el espejo, se pasó la lengua por los labios. No podía dejar de pensar en aquel beso y en cómo sería sentir la lengua de Lauren tratando de encontrar la suya.

Cuando terminó de arreglarse se dirigió al coche de Lauren, donde ya estaba Georgia. Lauren condujo hasta su casa de Mosman, sin pronunciar palabra durante el trayecto.

—Le he dado a Lucía el resto del día libre —Anunció Lauren, por fin, cuando llegaron a la casa—Hay comida preparada.

—Creo que Georgia necesita que le cambie los pañales y que le dé de comer —Formuló Camila, inquieta ante la idea de estar con ella, en aquella casa, con la única compañía de Georgia.

—Tengo que hacer un par de llamadas —Soltó Lauren, igual o más incomoda que la morena, pero no queriendo darse a notar—Dime si necesitas que te eche una mano en algo. Estaré en mi estudio.

Un rato después, mientras Camila estaba todavía dando de comer a su sobrina, Lauren entró en la cocina. Se había cambiado de ropa y estaba irresistible, aún mas de lo que era normalmente.

—¿Quieres que continúe yo para que así te puedas cambiar de ropa antes de cenar? —Se ofreció Lauren al verla con la misma ropa que cuando regreso.

—No, ya casi hemos acabado —Suspiró la morena con cansancio—De todas maneras, no creo que quiera más.

—Parece cansada —Observó Lauren mientras Georgia se frotaba sus pequeños ojos.

—Sí —Concordó Camila bajando la miraba para evitar la de Lauren.

—Camila...

—Si no te importa, creo que no voy a cenar —Le cortó queriendo evitar cualquier plática con ella.

Lauren le tomó la mano, haciendo que Camila no tuviera más remedio que mirarla.

—Aunque decidas no comer, tengo cosas que hablar contigo —Sostuvo Lauren mirándola profundamente.

Soy otra mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora