Prólogo

7.3K 555 50
                                    


────────|────────



Ania, la única hija de un pintor muy conocido en Rusia y su esposa. A sus padres le habían dicho que no podrían tener hijos puesto que su madre era infértil, por eso la consideraron una bendición de dios cuando llegó a este mundo, era su pequeño y amado ángel.

Sus padres la mimaron y cuidaron durante toda su vida, hasta los catorce años, pues el lugar donde vivía fue atacado por bárbaros y fue alejada de su familia, la cual nunca volvió a ver.

Fue llevaba en barco hasta el gran imperio Otomana y fue vendida al palacio, perdiendo su libertad y su vitalidad al entrar en ese lugar.
Desde el momento en que llegó se le fue inculcada que ella era propiedad de la dinastía Otomana, y por consecuencia podrían deshacerse de ella en el momento en que lo desearán. Su vida, a partir de que fue comprada, ya no era de su pertenencia. Al bello ángel le arrebataron las alas.

Podía recordar el maldito momento en que la alejaron de sus amados padres.


El olor a hierro estaba sobre todo el pueblo. De fondo eran audibles los gritos desesperados de madres y padres a los cuales les arrebataban a sus hijas o hijos, los desgarradores quejidos y gritos de aquellos a los que les arrebataban la vida de manera cruel y despiadada. 

La rubia buscaba con todas sus fuerzas librarse de los brazos de un bárbaro, su visión estaba nublada debido a las lágrimas y por cada grito que daba podía sentir su garganta desgarrase. Pese a todo lo que se resistió no logro hacer nada, sus padres cada vez comenzaban a alejarse más hasta perderlos de su campo de visión.

Pronto fue llevada a un barco, que surcaría el océano rumbo al imperio Otomano.

Fijó su vista en el cielo despejado, podía ver los pájaros rebosantes de alegría, volando con total libertad en el cielo y deseo ser uno de ellos, para surcar el vasto e infinito cielo azul en su compañía. Pero ya era tarde para ella, sus alas pronto serían arrancadas y su vida dejaría de pertenecerle porque el mundo es cruel por naturaleza.

«Por favor, ayúdame, dios mío» Pidió mientras cerraba sus ojos, sintiendo su cuerpo pesado y sin energía.

Sí existía un dios le suplicaba que la librara, de al menos, la infelicidad.




────────|────────





—Miray —despegó su mirada de los ropajes sobre ella y la alzó a la bella mujer frente a ella. La sultana Mahidevran sobaba sus sienes, haciendo una mueca de dolor. 

—¿Sí, mi sultana? —cuestionó, colocándose de pie y acercándose hacía ella. 
Desde que llegó al palacio se convirtió en una odalisca, primero sirvió a la madre del sultán y después, por órdenes de ella, paso a servir a Mahidevran cuando se le entrego Manisa al príncipe Mustafá y fue Mahidevran quien le dio un nombre nuevo, "Miray", aquella que brilla como la luna. Su vida no era del todo mala realmente, pero las memorias de sus padres nunca las olvidaría. —¿Desea algo?

—¿Puedes darme un masaje? Me duele el cuello y la cabeza —se quejó.

Miray asintió, sonriendo amablemente. Se colocó detrás de la castaña y paso sus manos por su cuello y la nuca de esta. La rubia comenzó a tararear una suave melodía, siendo agradable a los oídos de la sultana.
Mahidevran observo el espejo frente a ella, que le permitía observarse a sí misma y a la mujer detrás suyo. A sus ojos, Miray era realmente hermosa, con dorados cabellos que se ondeaban al compás del aire, con iris de un color celeste muy claro, que brillaban con los rayos del sol o la luna, además tenía su confianza, era perfecta para ser concubina de su hijo. Tal vez la enviaría a Manisa.

—Miray, puedes retirarte —ordenó la mujer, poniéndose de pie con una sonrisa en su bello rostro.

—¿Dejo de dolerle, mi sultana? —indagó, con verdadero interés.

—Así es —mintió. —, ve a descansar —por el momento la mantendría a su lado, pero lo tenía decidido; Iría a Manisa y se volvería la concubina de su hijo.

—Me despido con su permiso, mi sultana.


────────|────────




Aquí el prólogo, una pequeña introducción que espero les haya gustado. Pido perdón por faltas de ortografía y vuelvo a decir que la historia no seguirá el rumbo original.

Y, aclaro edades:

Miray: 17
Mehmed: 18

Aunque el segundo no a salido vengo aclarando sus edades.

El ángel del príncipe            ❝Sehzade Mehmed❞Where stories live. Discover now