Capítulo 9

4.4K 425 105
                                    

────────|────────

Habían pasado algunos días desde el incidente de Clara, la sultana se encargó de esconder su cuerpo y a aquellas que preguntaban por ella se les decía que fue enviada a otro palacio y que no preguntarán más o les cortarían la lengua -obra de Sümbul-ag-. La rubia comenzaba a creer que Sümbul tenía una obsesión por las lenguas.

Miray soltó un suspiro mientras una criada terminaba de arreglar su dorado cabello, después de una semana Mehmed la había vuelto a llamar y pese a que diariamente Sümbul-ag le entregaba una nota de su parte, no podía evitar sentirse levemente ofendida y usada.

Hoy, no había sido una nota por lo que Sümbul la busco, sino que la llevo a los baños y después le dio un lindo vestido rosáceo que, según él, era el color que mejor le quedaba, junto a un hermoso collar de perlas de parte de Mehmed.

El eunuco se colocó delante suyo y sonrió satisfecho, realmente había echo un gran trabajo con esa muchacha, aunque naturalmente ya era muy hermosa, con una apariencia angelical, comprendía el gusto del príncipe hacía ella.

—Bien, de pie, el príncipe espera —aplaudió Sümbul, haciendo que las mujeres que la ayudaron salieran de la habitación, siendo seguidas por Miray y él.

La rubia hizo una mueca mientras seguía a Sümbul, sí, le gustaba Mehmed, demasiado para ser sinceros, pero no por eso iba a dejar que la tratara de ese modo. Obtenía lo que desde un principió quería y después, la dejaba de llamar, eso sí que no.
Una vez estuvieron fuera de sus aposentos el hombre llamó a la puerta, siendo abierta segundos después.

—No quiero... —murmuró siendo escuchada solo por Sümbul, quien la ignoro y la empujo dentro de los aposentos del príncipe.

Miray se dio la vuelta, queriendo reclamarle al hombre pero la puerta ya había sido cerrada. Apretó sus puños molestas, estos eran uno de esos días en los que Sümbul la fastidiaba.

—Mi ángel —Oh, genial. Se mantuvo inmóvil en su lugar, quizás podría ignorarlo... O quizás no. Mehmed rodeo su cintura con sus brazos, besando su mejilla para después recargar su mentón en el hombro de ella.
Bueno, en ese caso no respondería a su llamado. —¿Miray? —Mehmed se colocó delante de ella, tomando su rostro entre sus manos, frunció su ceño al ver el rostro molesto de su amada. —¿Qué sucede?

—Usted... ¡Usted, paso una semana para que me volviera a llamar! —confesó, sin poder contener su furia. —Después de esa noche, creí que no me volvería a llamar porque ya tenía lo que quería... —se quejó, cruzando sus brazos por debajo de su pecho.

Mehmed la tomó de la cintura y beso su mejilla.

—Estuve ocupado, para mí fue una tortura toda esa semana lejos de ti. Ten por seguro que yo siempre volveré a ti mi ángel. —No, no hagas caso a las dulce palabras, se decía a sí misma Miray, pero por favor, solo con ver el agraciado rostro del sehzade bastaba para caer. —Además, una vez que vaya a mi provincia estaré más ocupado, así que tendrás que ser más paciente —aclaró el sehzade, acariciando la mejilla de la rubia.

Miray sonrió por un momento ante las palabras de Mehmed, estaba feliz de que él decidiera llevarla a su provincia, pero eso significaba dejarla sola en el palacio y, además, por el momento era la única mujer en la vida del sehzade pero sabía que cuando tuviera su propio harén todo cambiaré, quizá una mujer diferente lo acompañaría cada noche y eso era algo que no deseaba experimentar. Hizo una mueca triste, cosa que no paso desapercibida por el de iris oscuros.

—¿Qué sucede? —quiso saber preocupado el príncipe.

—Cuando eso suceda yo ya no seré la única mujer en su vida —murmuró la rubia, desviando su mirada, pues se sentía tonta al querer ser la única mujer en la vida de un príncipe, el cual tenía derecho a todo un harén.

El ángel del príncipe            ❝Sehzade Mehmed❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora