7: "Ti amo".

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Olivia se levantó de un salto de la cama en cuanto escuchó la puerta abrirse, provocando que los muelles chirriaran de manera molesta. En cuanto vio aquel familiar rostro, corrió hacia él, envolviéndolo en un apretado abrazo.

Carlo cambió su expresión incólume, alzando las cejas con sorpresa antes de devolverle el abrazo, aliviado por la forma en que lo había recibido. Siendo sinceros, había temido todo lo contrario.

- Stai bene? -preguntó Olivia, visiblemente angustiada.

- Estoy bien, no te preocupes... se acabó, Olivia. Por fin se acabó. -Carlo, que le estaba frotando la espalda de manera reconfortante, llevó otra hacia el cabello de la castaña, acariciándolo. -No tienes nada de qué preocuparte.

- Me hubiera gustado ayudarte... -murmuró contra la piel de su cuello, haciendo un mohín.

Carlo se separó en aquel entonces, mirándola con un gesto más serio del que solía reservarle a la italiana, aunque su voz fue suave, incapaz de mostrarse duro o implacable con ella.

- Olivia, en cuanto hubieras salido de aquí habrías muerto.

- Lo so. Ma...

- Sin peros esta vez, Olivia. No me pidas que deje que vayas a una muerte segura.

- ¿Y tú sí puedes? -recriminó Olivia mientras los ojos se le llenaban de lágrimas, reflejando las emociones que había estado conteniendo al verlo. -Llevo horas aquí, sola, esperando... pensé que... ti avessero ucciso.

- No soy tan fácil de matar, Olivia. -Dijo Carlo, relajando su expresión al verla en ese estado. -No te preocupes, sé defenderme, ¿vale? Y te lo he dicho, ya está todo solucionado.

Olivia, en ese entonces y gracias a las palabras de Carlo, bajó la vista de su rostro, encontrando sus manos, zapatos y camisa manchados ligeramente de salpicaduras de sangre. Abrió los ojos con horror y se acercó un paso hacia él.

- ¿¡Estás herido!? ¿Quieres que...?

- No es mía -la cortó Carlo de inmediato, no queriendo añadirle más preocupación de la que le había causado. Pagó el precio cuando vio a la castaña empalidecer y retroceder instintivamente, horrorizada. -Voy a ducharme.

Carlo se metió rápidamente en el cuarto de baño, cerrando la puerta pero sin echar el cerrojo. Por primera vez, acababa de huir de la mirada de alguien a quien quería, aplastado por el peso de sus propias acciones. Jamás le había pasado algo así.

Era de esperar. Olivia no pertenecía a su mundo. Ella no mataba, torturaba, chantajeaba ni robaba. Era alguien puro dentro de la corrupción de su mundo y en momentos como ese, lamentaba que se hubiera visto envuelta en todo aquello.

Con un suspiro derrotado y huyendo de su propio reflejo, abrió el grifo del agua caliente, esperando a que la temperatura se regulara. Fue desnudándose poco a poco y cuando se iba a quitar los pantalones, cogió el móvil, viendo que tenía tres mensajes.

Cejas:
Todo limpio, el Daddy se ha encargado desde lejos. 22:32
Nos encargamos del resto. 22:32
Mañana nos vemos. 22:33

Carlo:
Perfecto, mañana nos vemos. 23:45
Y gracias por lo de hoy... 23:46

Cejas:
De nada jefe, ya sabes que contigo a muerte. 23:48

Ellos eran la otra cara de la moneda, la gente que había encontrado y que se había adaptado a su mundo, acompañándolo a cada paso que daba, convirtiéndose en la familia que tanto necesitaba para seguir teniendo un propósito que le motivara a seguir adelante con todo.

Carlivia Week IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora