Epílogo 🐺 El comienzo de todo

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Estaba todo listo para derrotar a Adrienna, Ambarino había llegado con la familia trayendo la daga para entregársela en las manos a Millennia, luego salieron a la entrada de la villa manteniendo de pie a Amos para que detuviera el tiempo y lo hizo

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Estaba todo listo para derrotar a Adrienna, Ambarino había llegado con la familia trayendo la daga para entregársela en las manos a Millennia, luego salieron a la entrada de la villa manteniendo de pie a Amos para que detuviera el tiempo y lo hizo. Creó no solo segundos de tiempo frenado, sino que duró más de un minuto.

Millennia con paso firme fue detrás de la mujer y sin dudas le clavó la daga Valentini en el omóplato derecho como se lo había indicado su marido. Cuando vio a su esposa realizar aquello, dejó de contener el tiempo y todo volvió a la normalidad. El cuerpo de Amos fue sujetado por su padre y su abuelo, todos miraban el cuerpo de la joven, irradiaba dos colores, el azul y el violeta. El poder del collar y de la daga le habían otorgado aquellos colores o eso creían.

—¿Es la daga y el collar que hace que veamos esos colores alrededor de ella? —cuestionó Martino.

—No —respondió Ambarino.

—Es su aura, el arma y la joya le proporcionan el poder y hacen que resplandezcan los colores de su aura —confirmó Amos—. Adrienna no podrá con ella.

—¡Desgraciada! —gritó con furia girándose en su eje para enfrentarla.

Todos los presentes habían quedado atónitos con el poder y los colores que desprendía el cuerpo de Millennia, se habían incrementado y nadie podía frenarla, ni siquiera el grupo que la rival había llamado por telepatía para continuar dando pelea.

La familia de Fabrizio y él no dejaron que se acercaran a la mujer y les bloquearon el camino para pelear. Amos intentó dar un paso hacia delante para pelear junto a su esposa, pero su abuelo lo detuvo.

—Ni se te ocurra, Amos.

—Necesito ayudarla, no podrá sola.

—Es lo que tú y ella creen, el collar y la daga junto con lo que es Millennia le darán el poder necesario para derrotarla y una vez que la derrote, su grupo dejará este territorio.

—Tiene razón, hijo —afirmó su padre—, no se encuentra bien, mírala —le señaló en dirección a Adrienna—. Ya tiene la herida en el omóplato, es cuestión de minutos para que caiga.

La mujer caminaba con pausas, estaba débil y las fuerzas se le estaban agotando, pero de alguna manera intentaba seguir peleando con ella porque quería matarla.

Cuando el collar del lobo azul y la daga se acercaron entre ellos, Adrienna salió disparada por los aires como aquellas dos veces anteriores, para proteger a la persona que portaba ambos objetos en su cuerpo, y esta vez fue peor, cayó contra el piso casi calcinada.

—¡La pelea acabó! —gritó clavando la daga contra el suelo y el torbellino furioso de polvo despidió al grupo de Adrienna por los aires para dar por finalizada la batalla.

Cuando Millennia sintió que su cuerpo volvía a la normalidad, dejó caer la daga frente a ella, había sentido el máximo poder de la daga en su interior, aquel poder desbordante que no se podía explicar, la daga y el collar le habían dado la fuerza y el poder que necesitaba para derrotar a la mujer. Tomó en su mano el arma y se puso de pie. Se giró en sus talones para mirar a Fabrizio y su familia hincados de rodillas frente a ella.

—Ha sido un honor pelear junto a ti —expresó el líder de la manada.

Antes de que pudiera decirles algo más aparte de un agradecimiento, se fueron del territorio alejándose en cuestión de segundos, llevándose con ellos a Adrienna.

Millennia no perdió más tiempo y fue hacia Amos para abrazarlo por la cintura mientras los demás entraban a la casa.

Cuanto antes, debía curarlo si quería pasar miles de siglos junto a su Siberiano.


🐺 🐺 🐺


En algún lugar del mediterráneo...

La pareja se encontraba relajándose en un velero, tomando sol, mientras estaban sujetados de la mano.

Amos se había recuperado por completo gracias a Millennia quien le había preparado un bálsamo para pasárselo sobre el cuerpo y un té, ambas cosas solamente de la flor Edelweiss, más conocida como la flor de las nieves, la que representaba lo que ella era y la cual tenía tatuada en su mano junto al rostro de un lobo. De aquel suceso habían pasado dos meses y la tranquilidad había llegado para todos, no solo para ellos, sino para Fabrizio y su familia que se fueron expandiendo en territorio y manada, ya que encontraron a dos familias más escondidas por miedo a que Adrienna apareciera de nuevo.

Fabrizio y su familia fueron los encargados de contarles que gracias a una poderosa mujer con el don de curar con las flores los había salvado y destruyó a la enemiga que tenían en común para la paz de todos, y que, ya no debían temer más.

—¿Cómo te sientes, mi Siberiano? —Lo miró con atención.

—Perfecto, renovado y feliz, siento que esta vez vamos a poder vivir la vida que siempre quisimos, sin enemigos alrededor, sin miedo a que alguien intente hacernos daño.

—Me alegra escucharte decir eso —le sonrió con felicidad—. Yo aún me sorprendo del poder que me generó el collar y la daga.

—Ese es tu verdadero poder, tan poderoso y único que es capaz de destruir de un plumazo al enemigo. Controlas muy bien la naturaleza desde hace semanas atrás, pero cuando algo te embravece no hay quien te frene, ni siquiera yo, aunque lo intento —rio para acercarse a ella y besarle los labios.

El lobo azul del collar cambió de color cuando la besó, tornándose lila y luego volvió a su color original. La joya le daría la vida casi eterna junto a su amado.

—Te amo, mi Siberiano de ojos azul-lila —confesó con todo el amor que sentía por él.

—Y yo a ti, mi poderosa Edelweiss —le declaró dándole otro beso en los labios.

Millennia y Amos, y su amor eterno vivirían hasta casi el fin de los tiempos.

Millennia y Amos, y su amor eterno vivirían hasta casi el fin de los tiempos

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El Siberiano de Génova ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora