Capítulo 29

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Los tengo.

Phebe.

Noviembre 8, 2022.


Las constantes llamadas de Dalton me tiene con dolor de cabeza, desde  ayer que no descansa. <<No puedo contestar>>.

Estoy en casa tomando un baño tranquila cuando me suena un mensaje.

“contesta el teléfono, necesito hablar contigo… o tendré que ir a tu casa”.

—Qué insistente es este hombre — mascullo molesta y salgo de la tina poniéndome un albornoz…

Comienzo con mis cremas, el día ah estado ajetreado hoy y los niños estuvieron más enérgicos que nunca. Lo único que quiero es descansar y tener sexo con los seres que jamás llaman si no es para que follemos, no lo hacen desde el viernes y hoy es martes.

El teléfono timbra con la llamada de Dalton y me controlo los nervios, por que se que Melker esta al pendiente. Contesto y lo dejo en altavoz para poder terminar mi rutina nocturna.


—Dalton — hablo primero.

Phebe siento mucho lo de mi madre… ella… — <<no>>, no quiero que se enteren.

—No pasó nada si, solo fue una tonta discusión — lo corto antes de que suelte la lengua.

—Como que nada baby, mi madre no debió golpearte… — <<tonta, tonta, tonta…>> pienso y resoplo frustrada… ya que mas da. — Nadie debe hacerlo y sabes lo mucho que te amo todavía… solo, se que hemos estado mal y si quieres poner una denuncia estas en lo correcto.

—No voy a denunciar a tu madre Dalton — camino por la habitación y entró en el armario buscando un pijama después de haberme embetunado en crema. — Además te dije que no fue nada — medio grito para que me escuche, abro la cajonera.

No puedo asegurarlo… podría ir a verte ¿sabes? Como antes…

No escucho bien lo que me dice por estar concentrada en buscar una linda pijama que creí a haber guardado aquí, abro y cierro cajones, me estresa no encontrar lo que quiero rápidamente y terminó gritando cuando me aprieto dos dedos con la cajonera.

—Maldición, maldición — comienzo a sacudir mi mano como si eso funcionará.— Dios…

—¿Qué sucede? ¿Cariño estas bien? — comienza alterarse y tomo el teléfono bajando las escaleras a conseguir hielo mientras intento no gritar del dolor. —Phebe dime algo… ¿Qué sucedió? Voy para allá…

—¡No! — le grito — No, no, sólo me presione dos dedos con el cajón, nada grave… todo está bien adiós.

—¡No espera! No me cortes, solo quiero saber de ti… te extraño y me duele no estar ahí para ti en estos momentos — su voz sale rota y volvemos a lo mismo de siempre — De seguro podría mimarte, y te diría que no hicieras nada, que yo me encargaba… y besaría esos dedos para que aminorara el dolor aunque no fuese así.

—Dalton…

No, sólo escúchame — me corta — por lo que veo el no esta ahí contigo… ¡sabes! No volvería hacer tan idiota y no te dejaría sola por nada… dormiría todas las noches contigo y despertaría abrazado a ti.

—Dalton en serio no tienes que hacerlo… — <<no lo hagas porque te haces más daño y me haces daño también>>.

—Yo quería ser tu principio y tu final cariño, quería y aún lo quiero… es amanecer juntos, vivir juntos. Compartir mis días y mis noches contigo.

Pongo el hielo en mis dedos y no se que decir, no tengo palabras por que yo también lo quería. Yo también quería todo eso que el me dice, pero lo cambie por unas cuantas horas de sexo a la semana y siendo utilizada con fines de dar placer sin nada más a cambio que un corazón dividido en seis.

—Lo siento Dalton, arruine tus planes… pero nunca es tarde para empezar de nuevo… no soy la única mujer en el mundo, puedes encontrar a…

—No tengo que buscar a nadie, cuando a quien quiero la tengo a unos pasos…

Mis vellos se erizan y creo que me desmayare, mi mano tiembla y no se si es por el dolor o los nervios.

—¿A qué te refieres? — preguntó con cautela.

Asómate a tu ventana — lo escucho reír, me asomo y en la vereda de enfrente está él parado junto a su coche, con el teléfono en la oreja — Si me pidieras ahora mismo que suba, no lo dudaría un segundo. Aún que me rompas el corazón, sería el hombre más feliz de la vida si me dieras solo una noche para demostrarte lo mucho que te amo…

Sacudo la cabeza y se que por la altura no puede verme bien, pero el es policía y es muy astuto, por lo que tiene unos binoculares y me observa.

—¿No? — lo escucho resoplar — ¿No quieres terminar lo que íbamos hacer ese día antes de tu secue… ? , el día que llegaste con ese hermoso conjunto rosa y te desnudaste en mi habitación — su voz se pone ronca y se me escapa un jadeo de recordar que ese casi me entrego a él — Aún recuerdo el sabor de tu boca, y lo mojada que estabas… lo bien que saben tu pechos y lo hermosa que te vez gimiendo con solo mis caricias…

—Dalton — intento terminar con todo esto pero no me lo permite, intento no sentir todo lo que ese día sentí, no recordar lo bien que encajábamos.

—Dime Phebe, ¿lo amas como a mi? ¿Le cuentas tus secretos? ¿Te invita a cenar y platica contigo? ¿Te da regalos y paseos en el parque como tanto te gustaban? ¿Sabe cual es tu autor favorito? ¿Sabe que a los 16 años tuviste un accidente y que a dos dedos de tu frente escondido en el cabello tienes una pequeña cicatriz? ¿Te conoce como lo hago yo o solo te folla y ya?

Sin poder evitarlo se me escapan una lágrimas, miro la pantalla y llevo 40 minutos hablando con el, mi pecho arde y todo lo que viví con el no se compara con nadie. Son muchos recuerdos y muchas horas juntos.

—Dalton…

—Ya lo se… no te molesto más con la historia de ambos, solo piensa lo que te dije… Yo estaré esperando cuando decidas volver. Te amo cariño adiós.

—Adiós — susurro.

Corto la llamada y por la ventana lo veo alzar su mano y subir a su camioneta para salir disparado.

Mi pecho arde y mi conciencia me reclama que eh dejado ir lo mejor que me ah pasado en la vida, que todavía estoy a tiempo de volver y buscarlo para refugiarme en sus brazos. Que aun puede haber un nosotros…

Pero mi parte racional me dice que no, que nada vuelve hacer lo mismo, que una vez que fallas todo se va por la borda…

Camino devuelta a mi cama y me recuesto en ella, me tapó con mis cobijas y me sumerjo en los miles de recuerdos juntos. Recuerdos que solo me lastiman y terminó echa un ovillo, procesando esta última llamada.

***

Siento diferente manos tocando mi cuerpo rozando cada centímetro de piel… como el calor es palpable al igual que la humedad en mi ropa interior, comienzo a disfrutar de la sensación y me remuevo inquieta por más placer, siento como jalan mi pijama y el roce de su aliento queda en mi intimidad.

Me incorporó asustada cuando siento risas y la luz de la luna me deja ver a los seis hombres que se encuentran en mi habitación y uno de ellos tiene mi pijama en la mano.

—¿Quién pensabas que era hechicera? — me arroja la pijama de vuelta.

—¿Qué hacen aquí? — cuestionó agitada, estoy sudando y empapada.

—Tu deberías saberlo ¿no? — pregunta molesto Melker. Ruedo los ojos y me levanto de la cama sin ponerme el short.

—¿Dónde vas? — me detiene Malakai.

—Voy por agua — me zafó y bajo hasta el refrigerador y tomo una botella de agua, subo y ellos siguen en la misma posición. — No entiendo que hacen aquí a las ¿tres de la mañana?

Me sorprendo al ver la hora y que ellos estén aquí. Micah se acerca a mi y comienza a revisar mis manos <<Escucharon todo>>, le entrego la mano izquierda que fue la accidentada.

—Solo me apreté, no fue nada grave…

—¿Cuál es tu autor favorito? — empieza Mats burlándose.

—¡Oh! Cuéntame un secreto Phebe — le sigue Máximo el jueguito…

—Podríamos ir al parque, ahora — continúa Melker y se va mi armario y comienza a desordenarlo todo. — ¿Cuál te agrada Phebe?

—¡Ya basta! Si quieren discutir y buscar contienda aquí no es… — me alejo de Micah.

—¿Por qué mierda hablas con ese imbécil? — pregunta enojado Maxhell.

—Te volvieron a golpear y hablas con ese bastardo — gruñe Micah.

Sus miradas son oscura y se ve lo molestos que están, pero que puedo hacer. El estuvo primero en mi vida, vida que no hubiera dejado si no me hubieran secuestrado. Aún estaría con él y planeando un boda.

—No puedes quitar de tu vida alguien así como así — me alteró — el fue parte de mi vida y fue mi primer amor… solo, solo estoy siendo amable.

—No tienes que serlo y lo mataré si no te alejas de él… —Advierte Max.

Palidezco con lo que suelta, llevo mi manos a mi boca, y retrocedo…

—¿Quieres eso?

Sacudo la cabeza, no quiero que nadie muera por mi culpa independiente de quien sea o no para mi.

—No quiero cargar con el peso de nadie en mi conciencia.

Mats se acerca y me aprisiona entre sus brazos, alzó mi rostro para verlo a la cara.

—Si quieres estar con nosotros tienes que apagar ese corazón Phebe… — me habla a centímetros de mi boca — tienes que volverte mala y acabar con esos malditos sentimientos que te hacen ingenua.

—Te equivocas — espeto — Así tal cual soy es lo que te tiene aquí… a todos ustedes. Puede que parezca ingenua pero no lo soy… no soy mala por que no me nace serlo y no lo seré.

Sus ojos vibran y conecta mi mirada a la suya, la gente suele subestimarme, que ellos estén aquí solo me indica dos cosas; les gusta el dominio y en su perverso juego no dejan participar a nadie mas o se están enamorando de mi y están tan celosos que no soportarían verme con otro. Quiero creer que es la segunda opción

—No necesito lastimar a nadie para ser superior — acerco mis labios a los suyos — solo mírense como los pone una sola llamada…

Micah y Malakai sueltan a reír… caminado a la escalera a medida que los demás los quieren seguir, se han dado cuenta del error al exponerse.

—Pueden irse ahora y continuaré con mi vida, o pueden quedarse y follarme — susurro en los labios de Mats. — No me gustan los conflictos y si quieren que pelee y les discuta a cada nada, entonces están con la  mujer equivocada…

Los demás detienen el paso pero no voltean en cambio a Mats se le dilatan la pupilas mientras afloja el agarre, retrocedo mirándolo a los ojos y me volteo en busca de mi cama, aún no escucho pasos y doy por echo que se quedaran.

Me deshago de la parte superior del pijama y bajó mi tanga lentamente por mis muslos hasta llegar al suelo y ahí dejarla, volteo a verlo y todos están ahí <<¡See!>>… me enamore, pero me los voy a llevar conmigo, y no necesito ser fuerte ni aguerrida para volverlos locos… solo necesito ser yo misma…

La esencia de las personas atrae y cambiar por ellos y por nadie lo haría…

—¿No vienen? — ladeo mi cabeza y palmeo mis sabanas, con una sonrisa en el rostro por supuesto. Melker y Malakai esbozan una sonrisa malévola.

—Les dije que era una hechicera — Suelta Melker.

—Una muy buena… — contesta embelesado Máximo sin quitar la vista de mi pechos.

Me incorporó ya que están anonadados con mi actitud y es que las discusiones no son lo mío, suelo perder y no peleare una batalla que no vaya a ganar. Y la persuasión es mucho más entretenido. Me acerco a Micah quien es el que está más cerca y lo atraigo a mi besándolo y comenzando a quitar su ropa.

Comienza a ayudarme y nos envolvemos en largos besos, largas cogidas y mi apartamento se inunda de ellos, de sus aromas, de sus ropas, de su calor. Todos de ellos queda impregnando en mi, grabado en mi memoria y en mi piel…

Pureza & Maldad (+18)Where stories live. Discover now