Capítulo 26: Sinceridad

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Hacía apenas segundos que había llegado a su departamento, apenas puso un dentro, corrió al baño, se desprendió la camisa y se colocó frente al baño; las palabras que Lisa había escrito aún permanecían intactas y, a pesar de que debía darse una ducha antes de acostarse, no quería que el tinte negro desapareciera de su piel. Cerro los ojos, tal vez se daría un baño de espuma al día siguiente.

Su rostro dibujó una sonrisa al estirar su brazo derecho y repasar con cuidado letra por letra de la pequeña frase; recordó la mueca de Lisa al escribirla, tan atenta, cuidadosa y segura de lo que quería transmitir que algo removía entre sus pensamientos, se preguntó por qué esos gestos, por qué esa orden de cuidar las dos cosas más importantes que el ser humano posee y por qué no la beso cuando ella quiso hacerlo. Abrió los ojos con lentitud, deseaba que Lisa no terminara arrepintiéndose de lo que estaban viviendo juntas, no podría tolerarlo.

ㅡCuerpo y alma ㅡsusurró observándose de lleno en el espejo aún sosteniendo su hombro y dejando al desnudo esa parte solo para ellaㅡ ¿Qué estás haciéndome, Lisa? ㅡse preguntó a si misma apenas moviendo los labios. Jamás había dejado que alguién la desmoronara tan fácilmente de manera emocional como lo hacía la pelinegra. Jamás alguién la había tocado tan respetuosamente, como lo hacía, aunque de manera escasa, Lisa. Jamás había sentido miedo, nervios y excitación con la sola presencia de alguién. Jamás había extrañado por culpa de la lejanía a alguién. Jamás había amado

Volteó su cabeza con violencia hacia el pasillo... Como si alguién la hubiese descubierto haciendo algo malo. El timbre sonó con vehemencia y luego dos golpes de puño llamaron su atención, se acomodó con velocidad la camisa y tomó la bata que estaba su camino y llegó a la puerta. Suspiró con calma cuando vio a su tío del otro lado.

ㅡMe asustaste, tío ㅡle reclamó apenas abrió.

ㅡ¿Te asusté? ¿Por qué? ㅡpreguntó él dejándole en un beso en la mejilla y abrazándola fugazmenteㅡ ¿Esperabas a alguién más? ㅡvolvió a preguntar cuando ya estaban en el living. Jennie sonrió algo nerviosa

ㅡNo, al contrario, no esperaba a nadie. Pero la manera en la que tocaste

ㅡFue igual que siempre ¿te sientes bien? ㅡle preguntó su tío tocando la frente de su sobrina y luego negando rápidamente con la cabezaㅡ Sí, estás bien... Traje vino ㅡdijo alzando la botella del favorito de ambosㅡ ¿Podemos hablar?

ㅡSí, solo que aún no preparé la cena

ㅡ¿Tienes hambre?

ㅡDemasiada

ㅡVe y te pones algo más cómodo mientras yo pido algo, ¿Te parece bien?

ㅡSi, si. Está bien. Adentro de la cartera tengo dinero, puede agarrar de ahí

ㅡ¡Oh, Jennie! ㅡse quejó élㅡ Te estoy invitando, no te hagas la tonta. Ve a cambiarte, por cierto... ¿Y tú hermana? ¿Donde está ella?

ㅡLlegara dentro de una o dos horas, ella tenía una paciente de mi colegio, una de mis alumnas.

Estaban terminando otra porción de pizza y la tercera copa de vino cuando Jennie soltó unas palabras que tomaron a Marco por sorpresa. El hombre clavó su mirada en la botella de la bebida, cada vez que Jennie tomaba vino tinta en cantidad, solía soltar unas cuantas cosas que no debería; como que en ese momento.

ㅡLa besé ㅡdijo la castaña con la voz apenas audible y escondiendo sus labios tras la copa ya casi vacía por ser la tercera. Marco dejó su comida a un costado y se movió contra el sillón algo incómodo.

ㅡ¿Cuándo?

ㅡHace dos semanas. Cuando pasé la noche en Lima y me quedé en su casa.

ㅡ¿Estaban sus padres ahí?

Profesora Kim | Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora