lays ➶ 𝐢𝐧𝐨𝐭𝐚𝐧

➶ 10

El ambiente es lo suficientemente tenso e incómodo como para arrebatarle a Tanjirō cualquier tipo de reacción posible. Siente el corazón agitado y una sensación de calor abrumadora, aunque, sinceramente, no sabía con exactitud si era a causa del ambiente de la fiesta o por las recientes palabras de Inosuke.

Inosuke siente que el silencio por parte de Tanjirō es más que suficiente para hacerle entender que quizás había dicho algo que no debía. Aunque no era capaz de observar al pelirrojizo a los ojos y la esponja de baño apretada entre sus dedos le parecía lo más interesante en ese momento.

—Perdón si te incomodé, Tanjirō. — Inosuke murmura con la voz áspera. — Y perdón por traerte aquí.

Su expresión arrepentida parecía genuina y totalmente sincera, aunque Tanjirō realmente no sabía qué decir al respecto. La tensión era tanta que solo quería largarse de allí, se sentía fuera de lugar y completamente incómodo. Quizás si las cosas hubieran sucedido de distinta manera e Inosuke le hubiera dicho aquellas palabras en una situación completamente diferente, Tanjirō hubiera reaccionado de una forma positiva. Pero el enojo del momento le impedía pensar con claridad. En ese instante, ante sus ojos, Inosuke solo era un molesto chico que le había hecho pasar un momento de mierda.

—Creo que no es momento para hablar de esto, solo quiero irme a casa. No te pediría esto si supiera dónde estamos. Solo dime la dirección y pediré un taxi.

Inosuke, solo después de aquellas palabras tajantes de Tanjirō, fue capaz de levantar la cabeza y mirar al pelirrojizo el cual ni siquiera le devolvió un vago vistazo. Era más que obvio que no quería ni verlo. La había cagado demasiado y no sabía que decir para remediarlo, nunca había sido bueno arreglando las cosas y las veces que se había disculpado con alguien podía contarlas con una sola mano.

Se puso de pie después de arrojar la esponja completamente arrugada directo en la bañera. A pesar de estar un poco borracho aún era capaz de caminar con normalidad, los niveles altos de alcohol que tenía previamente habían disminuido notablemente después de aquella penosa conversación que le dejó una sensación amarga alojada en la boca.

Tanjirō fue el primero en salir del baño e Inosuke lo siguió fielmente por detrás sin decir nada. La fiesta seguía pomposa, bulliciosa y descontrolada. La leve capa de neblina se había tornado más espesa y dificultaba la visión mientras ambos bajaban las escaleras para llegar al salón principal. En el recorrido varias personas se habían acercado a Inosuke, algunas con simples intensiones de saludarlo y otras ofreciéndole más bebidas al ver que el joven peliazul llevaba las manos vacías y una expresión un tanto extraña, algo que no encajaba para nada con su siempre actitud eufórica.

El salón principal seguía igual de desastroso que cuando llegaron horas atrás, quizás un poco más que antes.

Tanjirō se abrazó a sí mismo cuando abrió la puerta principal y el frío de afuera le pegó de lleno. El cambio de temperatura le provocó un escalofrío que llegó a erizarle los vellos y tornarle la piel de gallina. Inosuke, por su parte, ni siquiera se inmutó ante el clima frío y, con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón, siguió a Tanjirō hasta la calle. A pesar de que el lugar era ruidoso, el silencio reinaba entre ambos, Inosuke no quería volver a abrir la boca, sabiendo que posiblemente diría alguna idiotez que cagaría aún más aquel momento incómodo.