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Tanjirō volteó a observar a Inosuke el cual se lamía los dedos embarrados en chocolate sin prestarle demasiada atención a los demás presentes

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Tanjirō volteó a observar a Inosuke el cual se lamía los dedos embarrados en chocolate sin prestarle demasiada atención a los demás presentes. El pelirrojizo se acercó y con un pañuelo que tenía en uno de los bolsillos de su delantal comenzó a limpiarle las mejillas recibiendo una mirada enojada por parte del peliazul, sin embargo, el revoltoso joven no le reprochó absolutamente nada.

—Bueno... — Giyū se acercó, aún de brazos cruzados. — Será mejor que se vayan.

Pidió con una seria expresión sin dejar de observar a Tanjirō el cual le sonrió nervioso.

—¡¿Ja?! ¡No puedes corrernos, maldito emo de ojos tristes! — exclamó un exaltado y enojado Inosuke.

—Te recuerdo que momentos atrás armaron un tremendo escándalo y desastre. — comentó tajante observándolo con seriedad. — Tanjirō ha sido demasiado amable en atenderte y ayudarte después de la escenita que montaron. Ahora es momento de que se vayan.

Al momento de pronunciar aquella palabra observó con los ojos encendidos al Kamado quien aún se encontraba al lado del peliazul. Tanjirō sintió un escalofrío recorrerle la columna al notar la expresión algo rabiosa de Tomioka.

—Como sea... — le restó importancia el joven de cabellos rubios poniéndose de pie y acomodándose su chaqueta celeste. — De todos modos ya nos íbamos, tenemos una excelente fiesta en una hora y no me la perdería por nada.

El resto de los adolescentes imitaron el accionar del cejotas y eligieron unos cuantos snacks antes de retirarse.

—¿Podemos llevar esto, verdad? — preguntó jocoso observando a Giyū con una sonrisa desafiante.

Antes de que el azabache mayor pudiese decir algo, el rubio agregó: —Tranquilo tigre, lo pagaremos.

Aquél apodo originó unas cuantas risillas antes de que todos se dirigieran a las cajas registradoras para poder pagar y largarse de allí de una buena vez. Giyū soltó unas cuantas maldiciones por lo bajo y a regañadientes se sentó en la silla giratoria para poder cobrarles.

Tanjirō observó como Mitsuri dejaba de hablar con el extraño joven de ojos heterocromáticos y se dirigía hasta la caja registradora para cobrarle lo que llevaría. Zenitsu por su parte, había ido a atender a una anciana que no alcanzaba el papel higiénico de uno de los estantes.

—Gracias por los chocolates y por ayudarme con esto, Kentaro.

La voz del peliazul hizo que rápidamente se volteara a observarlo, notando que señalaba con uno de sus dedos el raspón que él había curado y que ahora se encontraba cubierto por la curita de Hello Kitty.

—Llevaré esto. — levantó su otra mano dejando ver un paquete grande de papas Lay's que había tomado desde una de las góndolas.

El pelirrojizo asintió y se dirigió a su lugar en la caja registradora siendo seguido por el azabache. Inosuke dejó el paquete de Lay's sobre el mostrador y Tanjirō lo pasó por el escaneador.

lays ➶ 𝐢𝐧𝐨𝐭𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora