Ella me tiene a su disposición...
Soy completamente suyo...
Ella es la única que me puede pedir y decir lo que ella quiera...
Cuando me llama a las dos de la madrugada, voy directamente hacía ella.
Ella es la única persona que me tiene a sus pies...
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Me encontraba caminando con la cabeza baja, me sentía mal, no sabía que pensar.
Todo se me estaba complicando, mis ojos estaban rojos, tenía todo el rostro golpeado, yo siempre ayudaba a todos, pero, ¿... Quien lo hacía por mi....?
-YUGĪ!?!- escuché un grito y seguidamente un jalón en la ropa- QUE TE PASA MALDITA SEA TE HAS VUELTO SUICIDA O QUE DIABLOS!- Era Izana.
-Lo lamento- dije bastante avergonzada por mi comportamiento.
No me sentía bien, no estaba en mis cabales. Izana pareció darse cuenta y me tomó en brazos, él me miraba bastante preocupado, pude ver en esos hermosos ojos violetas, él estaba preocupado parecía que le había preocupado el estado tan deplorable que me había encontrado.
-No, estás bien tienes que regresar a casa, dime dónde queda yo mismo te llevaré- me quedé un poco perpleja ya que él sabía muy bien dónde quedaba mi vivienda, de hecho ahí mismo me había ido a retar.
-es el mismo lugar al que llegaste el día en que la fuiste a pedir tu arete- el sin decir más asintió y se acercó a lo que parecía ser una motocicleta modelo CBR400F.
Era fanática de las motocicletas por lo tanto la reconoce al instante en que la ví, supongo que el se dió cuenta del brillo que mostraron mis ojos ver la motocicleta.
-te gusta, no?- exclamó viéndome a los ojos.
-Claro que me gusta, es una motocicleta bellísima- en asintió dándole razón a mis palabras.
-iremos a dar una vuelta antes de dejarte en casa- solo puede afirmar con la cabeza, ya que no quería regresar ese lugar que llamaba hogar- y así podrás darme una explicación del porque de tus heridas en el rostro- sentí pánico al oír esas palabras de el, normalmente hubiera querido mandar a la mierda, a que me preguntara eso, pero con él no había sido así, sentía que debía darle una explicación.
No sabía qué carajos estaba pensando en ese momento, pero si algo bien sabía, era que Izana estaba ayudándome de gran manera.
Asentí ante las palabras que el había dicho, precio complacido por mí ademán con la cabeza.
Estaba muy tranquilo caminando por la calle, cuando pueda observar a Yugī, ella estaba apunto de cruzar la calle sin ver a ningún lado, parecía perdida y estaba muy mal herida.
Tomé la decisión apresurada salvar a T/n antes de que pudiera irse con la virgen, sí bien no la conocía mucho, ella había tomado una parte importante en mi vida.
Ella había hecho que mi vida no fuera tan monótona cómo lo solía ser, ella había agregado un poco de dulzura y mucha aventura.
Después de ayudarla, la lleve a dar una vuelta en mi motocicleta para que se despejara, sabía que algún día muy mal porque ella no solía estar lastimada. Está mujer era demasiado ruda como para dejarse de alguien, y verla en este estado no me indico nada bueno.
Inclusive sus ojos se miraban perdidos y desorbitados, durante todo el camino ella no expreso ni una sola palabra.
Y eso que ella era muy parlanchina, me sentía extraño al no oírla hablar tanto.
