Ella me tiene a su disposición...
Soy completamente suyo...
Ella es la única que me puede pedir y decir lo que ella quiera...
Cuando me llama a las dos de la madrugada, voy directamente hacía ella.
Ella es la única persona que me tiene a sus pies...
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Últimamente estaba donde Izana se encontraba, según el era por seguridad, el tema de mi madre no le había sentado muy bien que digamos y el había preferido cuidarme, no entiendo cómo se generaron los sentimientos.
Vivía en casa de los Sano's, pero me ganaba la preocupación y desesperación.
Mi bebé estaba solo en casa, si mucho el espíritu de mi hermano lo estaría cuidando, y eso, no era para nada convincente, quien diría que tendría que dejar solo a mi pequeño precioso.
-Izana, quiero ir por mi bebé!- me quejé recostando mis pechos en su torso.
-Bebe? Tienes hijos? Pero si tan solo tenemos 16 años!- el se miraba angustiado, comenzó a acariciar mi espalda con algo de desespero.
-Iremos por mi bebé, si o si! Y luego te lo explicaré todo- dije sonriente.
-Vale amor, iremos a traer a tu bebé- susurro y me abrazo.
-Podemos ir ahora mismo?- pregunte con falsa inocencia.
-No- hice puchero, eso siempre funcionaba con el.
-Porfavor- el volvió a negar- porfis!!!- el suspiro ya cansado.
-Vale, alístate, iremos en moto- aviso.
-No puedo traerlo así, se me caera- el suspiro y quedó algo pensativo.
-Tienes razón, mejor iremos en el auto de Shinichiro- aviso y se colocó su suéter rojo sangre.
-Okey- me puse las zapatillas, salimos de casa y emprendimos camino a mi anterior hogar, si es que así se le puede llamar a esa cosa.
No sabía cómo reaccionar, estaba ansioso, ella hablaba con seriedad o solo me está jugando una mala broma?
-Llegamos- avisé aparcando el auto.
-Gracias- ella bajo y después de unos 5 o 6 minutos salió de la casa con un ¿Perro? ¿Ese era acaso su bebé? Si esa cosa era más grande que mi bicicleta de cuando era un niño- listo! Tadao te presento a tu papá, Izana te presento a Tadao- ella se miraba contenta.
-Hola pequeño- le saludé, era un gran doberman, bastante lindo.
El perro ladro, mi nena lo subió a el auto y regresamos a casa con el perro.
-Ese era tu bebé?- le pregunté aún incrédulo.
-Si, que esperabas, ¿Que fuera un bebé?- dijo ella con un poco de burla.
Si, si esperaba un bebé- No, para nada, solo se me ha hecho curioso- le di una sonrisa y seguí mi camino a casa.
-Un perro?- pregunto mi madre.
-Si, es de T/n- le comenté.
-Muy bien, que se quede aquí adentro- ella sonrió y siguió haciendo lo que le correspondía.
Mi mamá le había tomado aprecio a mi T/n, era algo raro, ni yo le caigo bien a esa señora.
