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Estando en el upside down de nuevo me traía millones de cosas a la cabeza que me provocaban escalofríos y trances donde me podía quedar viendo a la nada.
A Steve lo mordieron los murciélagos y yo tuve que salvar a Eddie de uno que lo estaba ahorcando, pero mi concentración seguía desaparecía al parecer, luego de que casi me mata uno.
—Tenemos que encontrar la forma para salir de aquí —murmuró Nancy.
Voltee a todos lados, tratando de buscar algo que pudiera reconocer. Hasta que me percaté que estábamos a unos kilómetros de la casa de los Wheeler.
—Oigan, creo que deberíamos ir por allí —señalé en dirección a los arboles.
—¿Treparemos como monos para llegar hasta el portal? —ironizó Munson.
No sé quien es más estúpida, si yo por creer que él dejara de ser un idiota, o él por ser un idiota.
Los murciélagos estaban alterados. Por ello tuvimos que escondernos bajo una roca gigante, muy poco estable. Duramos ahí por unos minutos, hasta que quedo despejado.
Fui la primera en salir.
—Estuvo cerca.
Robin salió conmigo, asustada.
—Sí, muy cerca.
Steve se encontraba mal; el veneno de esas cosas no le permitía estar de pie. Caminamos a donde Nancy y él se encontraban, mirando como ella se encargaba de ver sus heridas y asegurarse si podíamos avanzar o buscar la manera de encontrar ayuda con los chicos.
Eran mordidas muy profundas, con sangre saliendo sin parar.
No podía ver a mi amigo así.
—Nance, por favor... —le dije a Nancy para que se recorriera.
Rompí una gran parte de mi pantalón, para darselo a Wheeler y ella encargarse de curarlo por completo.
—Estoy segura que el mareo no es tan común en la rabia —cuando Robin esta nerviosa, dice muchas tonterías. —Eso son buenas noticias, ¿cierto?
—Ven, vamos —saqué a Robin de ahí antes de que le entrara un ataque de nervios.
Nos sentamos frente a una roca, Eddie y Robin cruzados de brazos y comiéndose las uñas. Una parte de mí sabía que saldríamos de aquí, así que lo único que me preocupaba era Steve.
—Necesito pensar en otra cosa —golpeó su cabeza con la palma de su mano.
—Bien, pregúntame algo y trataré de sacarte platica.
Asintió, pensando en que sería buena idea. Caminó de lado a lado, hasta que una pregunta le llegó a su mente.
—¿Cómo van las cosas con Gareth? ¿Ya no estás confundida?
