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Joyce Byers se dirigía a la cabaña de Hopper, donde antes resguardaba a Jane. Con ayuda del gobierno, lograron localizar a sus hijos, sin embargo aún no le daban la noticia que uno de ellos había muerto.
—Estoy muy emocionada —dijo Joyce, reprimiendo una sonrisa mientras jugueteaba con sus manos en su regazo. —Extraño demasiado a mi niña, llevo un año sin verla.
—Esa niña me va a matar cuando me vea —rió Hopper al recordar lo estricta que era Grace con él.
El vinculo de ambos creció gracias al otro lado, y aunque es una manera muy poco positiva de verlo, Hopper está muy agradecido que Grace lo golpeara en el rostro luego de no dar noticias sobre el desaparecimiento de su hermano.
—Will la extrañaba mucho —asintió, mordiendo sus labios por los nervios. —Intentó vender uno de sus comic's para comprar un vuelo a Hawkins y verla.
Para Will, su hermana de en medio era todo para él; su mejor amiga y mejor consejera. Tenían un vinculo tan lindo que fue demasiado duro para ellos alejarse por el futuro que deseaba tener su hermana. Él siempre creyó que ella cambiaría de opinión, para volver a casa.
Pero eso nunca paso, ni pasaría.
La madre, observó a lo lejos la cabaña. Una sonrisa se formó en su rostro al observar a su hijo mayor, Jonathan con su novia Nancy Wheeler.
Ambos bajaron rápidamente del auto, ansiosos por reencontrarse con sus hijos.
—¿Y once? —le preguntó Jim Hopper a Dustin, después de saludarlo.
—Adentro.
Dustin no fue capaz de mirar a la señora Byers, ni siquiera para saludarla después de llevar mucho tiempo sin verla. La abrazó, sin decir ni una sola palabra y dejó que fuera con su hijo para que él le diera la noticia. Henderson ya no era capaz de hacerlo sin romper en llanto al recordar aquella noche en la que perdió a dos de sus personas más importantes en su vida; jamás pudo con la impotencia y el dolor de recordar que tuvo que tomar caminos distintos, solo por diferencias.
—Oh, por dios, mamá —Jonathan la acogió en sus brazos, resistiendo esas lagrimas que debía mantener. —Espera, ¿cómo...?
Señaló a Jim, confundido.
—Luego te lo explicaré, ¿donde está Will y Grace?
Su pregunta sonó tan irreal para su hijo que aún no podía procesar lo sucedido.
—Mamá...
—¿Jonathan, qué sucede? —comenzó a preocuparse al notar que él no hablaba.
Su hijo menor, Will, salió de la casa y corrió a abrazar a su madre que estaba de espaldas. Joyce soltó un suspiro de alivio, girando su cuerpo para dárselo de vuelta.
—Mi pequeño —sintió su hombro húmedo, percatandose que algo estaba mal. La situación empeoró cuando pudo escuchar sus sollozos. —¿Y Grace?
