Placebos

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Continúen...

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Los efectos placebos.

Son una reacción mental de las personas. Ocurre cuando somos capaces de ingerir un fármaco o tomar una terapia. Se usa cuando se cree que se está administrando un medicamento, pero en realidad no.

Leí muchos estudios. Usaban turrones de azúcar para curar dolores musculares en personas que aseguraban que ningún analgésico era efectivo. Con estos, se calmaba por completo.

De igual modo, supe de un caso en donde una mujer decía que si se acercaba al césped, se enfermaba. Así que fingieron administrar un repelente en su piel. Solo era agua, pero ella sentía que ya no era alérgica. Las pruebas demostraban que todo era cuestión de manejar la ilusión mental.

–Agh.

Son útiles en cada caso.

Siendo sincera, nunca creí que las personas también serían efectos placebos para mitigar la falta de algo, o en mi caso, de alguien.

La medicina te explica que, éticamente, los tratamientos de este tipo, son incorrectos. No deben usarse, porque estarías engañando a un paciente.

–Sakura...

La vida da vueltas monumentales. Las montañas rusas son demasiado cortas, pero a la vez, definen perfectamente las caídas en picada y las subidas lentas y tortuosas, definiendo a la perfección cómo funcionan los problemas y sus soluciones. En cuatro años pasan muchas cosas. Seis meses pueden hacer la diferencia de decisiones que en el pasado nunca creímos reales...

–Ah...

– ¿Te gusta? –estas benditas manos sobre mis pechos eran la imagen perfecta... los cubrían por completo, y debía confesar que era de las mejores cosas de él. Su fuerza y rudeza.

–Sabes que si...

La universidad puede ser una de las fases más importantes en la vida de una persona. Ya había pasado por aquellas épocas de dormir una hora máximo y beber café cuan máquina. En poco tiempo podría estar graduada.

¿Cuánto faltaba?

Un año... solo eso.

–Ah, mira al frente –las vistas desde las alturas son espectaculares. Le tenía miedo a estas, solo hasta que empecé a frecuentar este lugar.

La ciudad se veía a unos pisos, muchos metros de altura hacían la diferencia. No podía ver personas como tal, solo pequeños puntos que ni siquiera se esfuerzan en levantar la vista. Y debía agradecer que al menos, estos vidrios fueran polarizados.

El sonido del teléfono empezó a resonar por toda la oficina, desconcentrándome de lo importante.

Maldita sea.

–Ah... espera... no...

–Cálmate Sakura, ya seguiré contigo.

Salió de mi interior, caminando hacia el escritorio, a unos pasos de nosotros. Reusada, hice un inconsciente puchero, despegando la mirada de los enormes ventanales del décimo noveno piso del edificio.

Crucé mis brazos bajo mis pechos, girándome y dándole la cara. Era sencillamente guapo. Nunca me cansaría de decirlo. Por eso, él sabía cómo usar su belleza a su favor, y dejarme fuera de combate.

Esos hoyuelos.

Ese cabello.

Esa sonrisa.

–Y no hagas ese gesto, en unos minutos estaremos gimiendo de nuevo –noté que me había quedado viéndolo como si fuera la mejor pintura del mundo. Por su parte, sin pena alguna, sus ojos no dejaban de escanear mi cuerpo desnudo pegado a los vidrios.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora