5. ¿Dónde están?

51 7 4
                                    

Kane dió un salto y parecía empezar a desesperarse cuando salió corriendo en busca de la mochila que Daiki había creado y dónde estaba la ropa con la que llegaron al pasado —a pesar de estar dañada no podían dejar ni una mínima cosa del futuro ahí— empezó a sacar todas las cosas hasta dar con su pantalón, que tenía colgado de la cinturilla una especie de aparato circular.

—¿Eso es...?

—¡Contesta! —chilló el rubio de mechones negros al aparato que funcionaba por voz, para así evitar algún tipo de desvío de información cuando no estuviera el comunicador en manos de su dueño.

—¿Sólnyshka? —Se escuchó proveniente del aparato, y los del pasado estaban totalmente confundidos mientras que los viajeros no podían creer la voz que se escuchaba. —¿Sólnyshka, estás ahí?

—Mama, ya zdes'

—¡Kane! ¡Cariño, no puede ser! Me hace tan feliz escuchar tu voz. ¡¿Estás bien?! ¡¿Daiki, está contigo?! ¡¿Hibana y los gemelos están contigo?! —La voz del otro lado sonó emocionada, era una mujer que parecía ahogar las ganas de llorar. —Creí que te había perdido.

—¡Aquí estoy, mamá! Estoy bien, estamos bien. Los chicos están aquí conmigo. —respondió el rubio que parecía no caber en su felicidad, con los ojos llenos de lágrimas.

—¡Tía Yoshi! —gritó Daiki, corriendo hasta sentarse junto al rubio con una gran sonrisa.

—¡Dai Dai! Corazón, ¿Estás bien?

—Estoy bien, tía.

—¡Chispitas, si estás ahí más te vale hablar de una maldita vez! —Ahora se escuchó la voz de un chico, era una voz ronca pero no parecía ser la de un adulto.

—¡Astro! Deja de llorar por mí que estoy bien, estúpido. —respondió Hibana, reconociendo la voz de su hermanito cubriendo sus ojos porque en realidad la que lloraba era ella. Joder, aunque no lo demostraba tenía mucho miedo de no volver a saber de él.

—¡Pues no vuelvas a darme un susto así, maldita! ¡Creímos que habían muerto! —Se escuchó una exhalación o más bien, un sollozo. —No quería aceptarlo, pero creí que... Creí...

—Estoy aquí. Muy lejos, pero viva. —dijo con sus ojos dorados llenos de lágrimas, abrazando la espalda de su mejor amigo que lloraba bajito, liberando todo el miedo que había sentido al creer que no volvería a escuchar a su mamá, igual que ella con su familia, igual que cualquiera de los cinco, estaban aterrados pero no querían preocupar a los demás.

—¡¿DÓNDE CARAJOS ESTÁS, CHISPITAS?!

—¿Crees poder activar la cámara?

—Por supuesto que puedo, estúpida. ¿Por quién me tomas? Pero debes darle más energía, dame un minuto.

—Daiki, un cable ¡Ahora! —No tuvo que esperar nada porque al escuchar la idea, el pelinegro ya lo estaba creando y se lo entregó con velocidad.

La rubia ceniza se levantó rápido, corriendo hasta la mesa del centro y colocando el comunicador allí, conectando el cable, mientras sostenía la otra punta en su mano, liberando algunos rayos apenas notables. El pequeño aparato comenzó a parpadear, antes de proyectarse una luz y aparecer frente a ellos una especie de holograma cuadrado, como una pantalla donde aparecían un niño o más bien un pre-adolescente muy parecido a Katsuki aunque con el cabello rubio como Denki, y una mujer adulta de unos cuarenta de cabello negro y ojos celestes. Ambos tenían grandes ojeras, la piel pálida y los ojos ligeramente enrojecidos.

Hibana se colocó frente al holograma, con Daiki y Teru a su izquierda y Kane junto a Hanabi a su derecha.

—No me jodas. —dijo el chico en el holograma, al ver a una niña idéntica a la heroína médica que había estado encargada de evitar que él y Yoshimi murieran en el laboratorio. —Viajaron al pasado.

Wait... What? |BNHA|Where stories live. Discover now