CAPITULO 1

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"DEUDAS"

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Consumido por su desesperación su salud se vió afectada. Todo dependía de él. La empresa y la vida de cada uno de los integrantes de su familia. Su amada esposa y sus dos preciados hijos. Aquella familia a la que le había prometido todo y ahora no podría darles nada. Estaban en bancarrota.

Sentado en ese sillón costoso en su oficina bien amueblada decidió emprender un nuevo plan. El plan C que debió tener desde el principio, porque el plan B no había solucionado las cosas por completo. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo saldría adelante con su familia? ¿Cómo podría pagar una deuda de millones en tan solo unos días?

De pronto el teléfono sonó captando su atención. Lo dejó sonar hasta que la persona dejase un mensaje. No quería saber quién llamaba, su cansancio y su estrés no tenían la intención de si quiera moverse. El teléfono sonó y sonó sin parar. Al final, resignado presionó el botón de la contestadora y el mensaje se escuchó.

—Fugaku, cuánto tiempo. Supongo que no estás en tu oficina, en cuanto escuches este mensaje llámame. Necesito hablar contigo sobre negocios, supongo que puedo ayudarte en estos malos momentos.

La máquina sonó con un Piip. Indicando que el mensaje había terminado.

Por un momento le sorprendió escuchar la voz de ese hombre, aquel al que no había visto en varios años y que en ese momento le estaba dando una señal de apoyo.

Hacía mucho que Hiashi no hablaba con él, pero fue el único que se preocupó por ese viejo amigo que pasaba un mal momento.

Con un poco de interés marcó de nuevo a la oficina de la compañía de su viejo amigo para escuchar de qué se trataba todo. Cómo un rayo de esperanza sintió que su mundo cambiaba de nuevo; estaba tan desesperado.

   

~   🌑  ~


—¿Y bien? ¿Qué dices?

Sin duda, era una gran oportunidad. La mejor oportunidad que le estaban dando. Pero no, porque aquella ayuda le pareció extraña, y aunque quisiese aceptar el apoyo tentador de su parte sabía que algo había detrás. No solo fue extraño que le llamara, sino también la forma en la que le sonreía en ese momento.

—Dime, ¿Qué es lo que quieres?

Fue al grano. En el mundo de los negocios jamás te darán algo gratis sin recibir algo a cambio. ¿Qué era lo que quería ese hombre?. Por algo marcó con tanta insistencia a su oficina y lo buscaba sin parar. No, Hiashi no era precisamente un amigo.

Para empezar había sido muy repentina su gran ayuda, inclusive tuvo la amabilidad de buscarlo en su propia casa, y se había ofrecido a pagar su deuda sin ningún problema. Pero aún no había dicho qué quería a cambio.

—No te preocupes por el dinero —respondió de inmediato—. Somos viejos amigos, solo te hago un favor.

Eso lo desconcertó. ¿No quería dinero?. Entrecerró sus ojos, alerta, detectando lo que posiblemente estaba sucediendo, tratando de descifrar qué era lo que él Hyūga tramaba.

—Te pagaré sin falta. En cuanto la empresa se recupere regresaré el dinero, poco a poco —dijo ya con la misma seriedad que lo caracterizaba.

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