ʟᴀ ʜɪᴊᴀ ᴅᴇʟ ᴊᴇꜰᴇ | manjiro sano Fanfic.

capitulo once

Buscando respuetas

— ¿Me estan diciendo que una chica de quince años completamente desarmada los noqueo y escapo? — Kakucho caminaba en la habitación enfrente del jefe de seguridad de la mansion.

Sanzu a su espalda sonreía con los moretones y la cara aun desfigurada de la paliza de la mocosa. El si creía completamente que una niña los pusiera fuera de juego.

Muchos olvidaron que esa mocosa era hija del invencible Mikey, quien una vez puso de rodillas a Tokyo hasta el sol de hoy.

— Saben que los demas se burlaran por eso ¿verdad? — río Rindou mientras tomaba un vaso con Bourbon.

— ¿Saben por lo menos hasta donde pudo haber ido? — ahora Kokonoi preguntaba al jefe de inteligencia.

— Su celular esta bloqueado. — hablo nervioso el hombre. Empezaba a sudar por la mirada oscura de los ejecutivos.

— Bien empiecen a buscar. — susurro Sanzu mientras se paraba. — ¡AHORA!

— Si Mikey se entera que su hija se fugo no habran balas en Japon suficientes para calmarlo. — jadeó Ran mirando su celular. No queria decirlo, pero tenia mucho miedo de lo que su inestable jefe haría.

— Eso es verdad. — la habitación quedo helada ante esa voz. Nadie se movió presos del miedo. Los pasos resonaban en el piso y una voz grave se escuchó. — No hay balas suficiente que calmen mi ira...

Takeomi suspiro tomandose la cabeza con cansancio. Ahora entendia porque Mikey insistia tanto en volver.

— Ahora... Quiero que me digan todo lo que paso desde el maldito segundo que deje esta casa. — hablo sentandose en una silla y recargando su arma. Los siguiente que se vio fue al jefe de seguridad caer con una bala en la cabeza manchando todo el piso con sangre. — O van a hacerle compañía en el mas alla.

Los ejecutivos de Bonten se miraron entre ellos, hasta que Kokonoi y Kakucho posaron su mirada en Sanzu quien era el mas palido de todos ellos.

Iba a ser una noche sangrienta dentro de la mansion de Bonten.

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— Sabes... Me pone nerviosa tu mirada fija. — hablo la chica mientras estaba sentada en una silla en aquel taller de motos.

— Lo siento. — Draken suspiro apartando la mirada. — Te pareces mucho a el.

— Lo se... — hablo con fastidio. — Mi madre a menudo me lo recordaba de niña.

— ¿Donde encontraste esa moto? — pregunto Draken cruzandose de brazos.  Inui que estaba parado aun seguia sin moverse por la impresión de ver a una chica ser la copia exacta con tetas de Manjiro Sano. Los ojos negros como dos pozos sin fondo, la piel tersa y blanca junto a un cabello rubio hasta la espalda alta.