Capítulo 11

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Lisa se siente protegida flotando en aquella burbuja de luz, un sentido de paz y armonía que nunca ha experimentado, de repente advierte un escozor al pecho que crece de intensidad y abriendo los ojos se sorprende de encontrarse en aguas oscuras y profundas. La vegetación la rodea, se siente prisionera como si fuera anclada a algo, mira abajo pero ve solo tinieblas, burbujas de aire empiezan a salirle de las narices y sintiéndose ahogar bracea de manera convulsa tratando de empujarse hacia arriba, por fin con un tirón deciso se libera los tobillos encarcelados por las algas y moviendo las piernas sube veloz en superficie, emergiendo abre la boca ávida de aire. Empieza a toser convulsamente mientras el corazón que antes estuvo a punto de estallar en su pecho ralentiza los latidos hasta volver a un ritmo aceptable. El ruido del agua que se tira furiosa en el lago a sus hombros la hace volver... una cascada... de cierta forma es un paisaje familiar, levanta los ojos y más allá de las cabelleras de los árboles en el cielo azul ve brillar una luna menguante teñida de rojo, se gira de nuevo hacia la orilla y divisa una figura arrodillada con los palmos de las manos que rozan casi la tierra humeda de neblina. Lisa nadando alcanza la orilla y cuando puede meterse de pie sale por fin de ese lago, goteante y temblorosa por el frío se para justo frente a esa persona que por fin levanta la cara. La desconocida la mira con ojos brillantes y una sonrísa esperanzada.

"Te estábamos esperándo... tejedora" incrédula fija esa cara que parece no reconocerla, esa mujer es idéntica a Moon ChaeWon la tía de JungKook pero la envuelta en el hanbok con el pelo atado en un moño se ve mucho más joven, luego la mirada le cae sobre los extraños símbolos dibujados al suelo que forman un triángulo al centro del cual está sentada la joven y dónde también ella ahora se encuentra. Tiene un recuerdo muy claro de lo que ha sucedido, la última cosa que recuerda es la voz de JungKook, la había oído cada vez más acolchada hasta desaparecer totalmente tragada por un macabro silencio. ¿Cómo ha terminado allí?

"Yo soy Moon YoRi, soy la chamana que te ha evocado" dice levantándose.

"¿Evocado? Yo... dónde... qué es esto..." Lisa aturdida se roza la frente, ¿Quizás está muerta y ésto es el infierno? Recuerda los faros de aquél coche que se acercaba cada vez más y luego había perdido el conocimiento despertándose en los abismos de ese lago.

"Es un misterio que se desvela cada setecientos años" le explica la mujer indicando el astro nocturno "... mañana compartirá el cielo con el sol por desaparecer al bajar de la tarde por otros setecientos años, es la puerta que abre la dimensión del tiempo y tu eres su llave. Solamente la tejedora puede pasar el umbral del tiempo" concluye como si ella entendiera todas las absurdidades que está diciendo.

"¿Soy qué?¿La tejedora?" pregunta trastornada, la otra asiente. Un viento frio se levanta haciéndo temblar la luz de la linterna que la chamana toma apresurándose en borrar con el pie los símbolos que ha diseñado en la tierra.

"¡Tenemos que irnos ya!" le dice en tono alarmado mientras que el bosque se anima de extraños e inquietantes silbidos. Ella se abraza todavía temblorosa y confundida, la mujer le pone sobre los hombros un mantel y apretándola de la mano la arrastra detrás suyo. Caminan apresuradas por la vegetación, poco después se paran frente el tronco escavado de un árbol, la chamana cierra los ojos murmurando una baja oración, arrastrados por el viento esos silbidos se vuelven cada vez más cercanos hasta que los siente alentar a su espalda.

"¡No te vuelvas por ningún motivo!" le ordena la chica. Crujiendo las raíces del árbol se desatan hasta desplazarse y revelar un paso oculto dentro del tronco. Escucha un murmullo tras su nuca, invoca su nombre como si fuera una letanía hechizadora Lalisa... Lalisa, así aunque su conciencia le ordena de quedarse inmóvil, su cuerpo poseído por una fuerza oscura se vuelve con lentitud hasta que sus ojos se encuentran a fijar ligeras lenguas de niebla gris que voltean sinuosas alrededor suyo, parecen tener una voluntad propia, ella como hipnotizada estira la mano y deja que los dedos rocen aquellas lenguas hechas de etérea inconsistencia, a aquel contacto los silbidos se convierten en chillidos agudos mientras el bosque se anima llenándose de crujidos. Oye la chamana gritarle "¡Tejedora ven... apurate!" despertándose de ese trance se gira y ve la mujer que le extira la mano, está a punto de agarrarla y entrár con ella en ese paso cuando las raíces con violencia se animan levantándose y chascando como látigos en el aire se cierran sobre ellas mismas sellando de nuevo ese escondite. Los crujidos están cada vez más cercanos y entonces horrorizada empieza a correr sin saber exactamente dónde se está dirigiendo, cuando aquellas lenguas grisáceas están a punto de alcanzarla se siente agarrar y arrastrar tras un árbol, se encuentra aplastada contra el pecho de alguién... una mano inmediatamente le cubre la boca impidiéndole de gritar. Es una sombra totalmente arropada de negro con el rostro cubierto a excepción de los ojos, ojos oscuros que bajando sobre su rostro se fijan intensamente en los suyos. Los ruidos siniestros se acercan y ella ahora logra distinguir los gruñidos bajos y sordos que casi les están encima, aquella mano se vuelve más pesada para evitarle siquiera de respirar, inmóvil mira ese desconocido, más observa sus ojos y más la angustia le aprieta el pecho despiadada, de chasquido lleva la mano a bajar ese trozo de tejido que le cubre la boca y la nariz, sus labios se mueven como a querer articular sonidos... un nombre... pero la voz se paraliza en su garganta. El chico la mira sorprendido y preocupado a la vez, luego la sacude levemente por los hombros como a querer despertarla de ese estado de ensueño en que ha caído.

The Seven: Luna Sanguis (FF Lizkook-  J.J.K. * L.M.)Where stories live. Discover now