"El encanto de lo desconocido domina todo" (Hómero)
Lalisa Manoban es una brillante guionista tailandesa que es catapultada de repente en un mundo diferente del suyo, de hecho deja el ardiente clima de Bangkok por Seúl, una antigua caja llena de sec...
Una sensación de confortador olvido la envuelve en una burbuja de etérea inconsistencia. Lisa se siente tan ligera, no existe nada más allá del latido de su corazón que pulsa con lentitud casi hasta apagarse, en fin ent medio de ese oscuridad abre los ojos. La vegetación la rodea, es sumergida en aguas negras y espectrales, ahora el familiar escozor al pecho llega a agobiarla, mientras que burbujitas de aire le salen de las narices; con los brazos y las piernas se empuja hacia arriba, hacia el claror de la luna que se refleja en aquellas aguas conduciéndola a través las tinieblas... veloz surge y tosiendo convulsamente deja que el aire le llene los pulmones. Con un esfuerzo sobrehumano Lalisa Manoban alcanza la orilla, el gorgoteo de la cascada que se tira en el lago es la última cosa que logra escuchar antes de desmayarse.
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Los primeros rayos del sol llueven a través las frondas de los árboles y delicados besan la cara de la chica que poco a la vez regresa del profundo sueño en que había caído. El ruido de la cascada, el canto de los pájaros y los crujidos del viento que agitan el bosque son los primeros sonidos que despiertan su conciencia. Lisa percibe una sombra que la cubre, parpadeando reabre los ojos y trata de enfocar aquel perfil indistinto, se escuda con la mano derecha para evitar que la luz le impida la visual y se sorprende de encontrar una mirada magnética de un calido color chocolate, son ojos que pertenecen a una cara infantil. Un niño despeinado y haraposo está agachado sobre sus talones ciñendose las rodillas con los brazos, la chica no sabría decir con certeza desde cuanto esa delgada figurita la esté fijando, es una mirada sorprendentemente intensa y curiosa. El pequeño estira la mano y con el índice le toca la mejilla.
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