"El encanto de lo desconocido domina todo" (Hómero)
Lalisa Manoban es una brillante guionista tailandesa que es catapultada de repente en un mundo diferente del suyo, de hecho deja el ardiente clima de Bangkok por Seúl, una antigua caja llena de sec...
Mira su reflejo en aquella especie de espejo opacado dejando que dos jóvenes criadas acaben de arreglarla, viste un elaborado hanbok de seda blanca bordado de plata y púrpura, enriquecido por pequeñas piedras de ámbar, las mangas son de velo transparente y largas tanto que llegan al suelo, mientras el largo pelo es suelto, solo un precioso broche de plata y piedras preciosas lo adorna en el lado izquierdo. Tiene la sensación de encontrarse en el set de "Black Swan", observa mejor la decoración de la habitación, el vestuario de las dos criadas, de nuevo la suya tratando de adivinar a cuál período histórico pertenezca el lugar donde ha acabado... ¿Quizás Goryeo... Choson o una época aún más remota? Está a punto de hacer algunas preguntas a las criadas cuando la puerta se abre y ve entrar una jovencita que no demuestra más de doce o trece años, tiene una bandeja en sus manos y viéndola aparecer las otras salen dejándolas a solas. Silenciosa la recién llegada inclina la cabeza en señal de saludo, se arrodilla frente a ella y con gestos la invita a beber de una copa elegantemente incidida, mira los ojos negros y melancólicos de la desconocida y la atrapa la extraña sensación de haberla visto antes en algún sitio, niega con la cabeza alejando amablemente el cuenco que la otra le entrega.
"Tenéis que beber... es por la ceremonia" por fin murmura esa muchachita, por lo tanto arquea una cega.
"¿Ceremonia?" la criada asiente, está por preguntarle algo más cuando se oyen quejidos bajos y estrangulados, llenos de sufrimiento que parten la sagralidad del silencio.
"Qué... qué fue eso" pide alarmada con un único pensamiento en su mente.
"No podéis hacer nada por él" contesta la otra encogiendose de hombros como si hubiera adivinado el curso de sus pensamientos. Está a punto de réplicar cuando la puerta se abre de nuevo y Jin aparece, esboza automáticamente una sonrisa pero él se lleva el índice sobre los labios invitandola a callarse, instantes después trás de él aparece otra imponente figura masculina de rostro blanquecinoo, sus ojos son morados sin pupilas, es otro inmortal piensa decaída... este lugar es repleto de criaturas sobrenaturales. Éste con paso ligero como si flotara destacado del suelo se acerca, la pequeña sirvienta con mirada asustada se levanta y con una reverencia incómoda sin decir una palabra pasa al lado de Jin que ahora está recostado en el marco de la puerta, está a punto de salir cuando él con una mano va a desordenarle el largo y liso pelo negro. Lisa ve el gesto desdeñoso con qué la pequeña aleja esa mano cariñosa por luego desaparecér veloz, el joven suspira y vuelve con la mirada sobre ella mientras el otro le ordena con voz metálica.
"¡Sigúeme!" tiene la mirada de vidrio inyectada de sangre y su tono autoritario le pone escalofrios, por lo tanto no tiene otra elección que hacer como le dice, la única cosa que la alivia es la presencia de SeokJin detrás de ella. Atraviesan los largos pasillos del edificio majestuoso que se parece a un palacio real por luego salir en el corral, allí otros sirvientes con linternas los esperan y los escoltan a lo largo de los jardines... es un lugar tétrico y hermoso al mismo tiempo, mira el cielo negro y siente una rara sensación, como si antes hubiera estado allí, como si hubiera respirado antes el aire de este lugar. Atraviesan un puentecillo y escucha los quejidos que se hacen cada vez más cercanos hasta que no alcanzan otro amplio corral y por fin lo vuelve a ver... JungKook grita dentro suyo, él incociente es encadenado por las muñecas y los tobillos entre dos altos pilares de madera incididos, el corazón le brinca en la garganta. Frente al chico hay aquella criatura tanto monstruosa cuanto guapísima que como si hubiera olfateado su olor se vuelve en su dirección y con una sonrísa seductora le extiende la mano invitandola a alcanzarlo, a su pesar se mueve y cuando pone la mano en la suya... aquella piel fría como hielo la hace estremecerse.
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