P R Ó L O G O

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: : P R Ó L O G O : :
JUST ONE YESTERDAY

Ella era, hasta en lo más mínimo, una persona de detalles. Incluso la característica más mínima de un todo acaparaba por completo la atención de la joven, dejándose impregnar por las sensaciones y las percepciones de lo que estuviese frente a sus grandes ojos verdes.

A veces se distraía pensando en la textura de los lápices con los que danzaba entre sus dedos, mientras su izquierda tamborileaba el borde de la mesa en espera de que algo tornase interesante su rutina. Ciertamente, sus expectativas de que algo pudiera sacarla de su mente eran bajas, como cualquier cosa que marcaste pautas en su vida.

Pero no le quedaba más que eso, toda su fe se había visto embaucada por sus mayores sueños, y lo único que en realidad podría dejarla en una clase desbalance.

Por mucho rato se sintió sin propósito ni causa; aunque después de la muerte de su madre descubrió (aunque en realidad lo confirmó) que quería ser artista. No quiso entrar en discusión con su padre, pues él esperaba que llegase tan lejos como lo esperaba de su hermano mayor, Oliver.

Qué tontería era lo único que pensaba luego de hacer una mueca y ladear la cabeza en un suspiro que él tomaba como una clase de afirmación. Yuugo la observaba, y asentía satisfecho al sentir que se encontraban en el mismo canal de comunicación.

Pero no estaba de acuerdo, y realmente nunca lo estaría. No se veía siendo médica, y tampoco veía en su hermano algún rasgo de superación y éxito. Pareciese que lo hubiera olvidado, pero el albino no estaba precisamente en el ejército por mérito o ensoñación propia.

Tampoco se encontraba a gusto con el hecho de quedarse con sus propias palabras. Así mil veces Yuugo haya mostrado cólera a los danzantes, quería tener el coraje suficiente para lucir imponente y tomar el rumbo de su propia vida.

¿Qué tipo de ingrata sería ella entonces? ¿Cómo era posible que fuese tan egoísta luego de que los cuatro perdieran a uno de los pilares de la familia? Cabía resaltar que Emma veía en su madre algo más que un sustento, y se volvía por completo en lo que necesitaban para sanar emocionalmente. Era como esa redija profunda, cómo ese remedio del que dependían enteramente.

¿Por qué les había tocado vivir tanta mierda y tanta dureza? No lo entendía, pero lo mínimo que le correspondía como hija de los Roberts era ser empática con los que se codeaba todos los días.

Aún así, hubo un punto en donde la línea temporal de las cosas, la historia que pareciese que estaba escrita para ella, se desmoronó tal cual el chasquido que su hermano pasó frente a ella cuando la notó ida, cuando se dió cuenta que las cosas no estaban del todo bien.

-¿Me puedes explicar por qué mierdas has estado yendo a ese, ese... Prostíbulo todos los días?- comenzó por elevar la voz, y nuevamente su vena comenzaba a inflamarse del ardor. Emma, como era propio de sí, no dejó pasar ese detalle aún y cuando sus propios oídos retumbaban.

-Pa... Pa- bufó, mientras de levantaba del sillón, e intentaba echarle una mano al hombro -Mis amigas, las chicas de infantería me dijeron que ellas lo practican. No tiene nada de malo, ella se está ejercitando solamente, no deberías ser tan duro con e...

-¡Yo sabré qué hago!- ahogó un grito, mientras veía el folleto de la escuela de medicina a la que pensaba inscribir a Emma en cuanto acabara su primer año de preparatoria. Luego de unos segundos de tensión algo innecesaria, el hombre masajeó sus sienes, cómo pareciendo que le daría migraña.

-Papá... Lamento decepcionarte de esta forma- pronunció cabizbaja, notando que tal vez disculparse era lo más factible dentro de la discusión.

ʟᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇʟ ᴏɴʟʏ ꜰᴀɴꜱ | ᴿᵃʸᵉᵐᵐᵃWo Geschichten leben. Entdecke jetzt