IV

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: : C A P Í T U L O C U A T R O : :
SOFTCORE

R a y

Sin duda alguna, la historia acerca de la doble identidad de Emma no caía en los clichés horrendos de las novelas de amor, en las que el chico no se daba cuenta que la prostituta de la que se había enamorado, era la chica tímida que veía en la escuela todos los jodidos días.

Ray no era ni ciego ni tonto. De hecho era muy listo cuando podía mantenerse sobrio.

Y no era como que Emma y él tuviesen una relación cercana. De hecho solo tenían la mala suerte de trabajar juntos en un par de materias, porque parecía que el destino los odiaba, y mucho.

Ray apenas y sabía de su existencia sólo por los trabajos escolares, y la pelirroja lo rechazaba cada que él intentaba sacarle tema de conversación.

Aunque bueno, no era como si el pelinegro pudiese sacar buenos temas de conversación. La mayor parte del tiempo la molestaba por ser tan tímida, y por dejar salir su lado salvaje cada que tenían que convivir.

A veces ponía en duda que ella fuera tan tímida con los demás, si con él era una patada en los huevos.

Sin embargo, esta nueva noticia cambiaba las cosas por completo. Era una bomba completa de drama y diversión que Ray no quería dejar pasar.

Y es que el azabache en verdad pensaba en el sinfín de posibilidades que se desbloqueaban de tan sólo pensar en lo interesante que sería extorsionar a Emma.

Qué lástima que esa carita tan angelical y ese cuerpo de ensueño se tenga que desperdiciar de esa forma.

Para mal de su suerte, Ray no compartía ninguna clase con Emma aquel día, por lo que tocaba esperar a que saliese de su última clase para poder acaparar su atención.

-Adiós, linda- se recargó en la columna, lanzando un beso a su vez.

La colegiala que pasaba cerca sonrió y se sonrojó, alejándose con una lentitud y una sensualidad digna de las reacciones que Ray sabía, dejaba en las mujeres.

-¿Así que regresaste a ser un maldito bastardo? Es increíble como por 9 días seguidos puedes parecer un estúpido angel, y de repente, pareciera que te olvidas de ellas- mencionó una voz tras de él.

Ray borró la sonrisa de su rostro, y volteó a ver al albino con cierta incredulidad.

-¿Qué mierdas quieres, Norman?

-Me dijo mi padre que fuiste a la tumba de Ayshe- se cruzó de brazos.

-¿Sí? ¿Acaso te importa?

-Escúchame bien, idiota- lo tomó de la camisa, y lo levantó como pudo -Ayshe no necesita tus condolencias. Ella está bien sin ti, ¿comprendes, amigo?

Ray no pareció querer decir más. Volteó a ver por encima del hombro del presidente, para notar cómo Emma pedía disculpas en voz baja luego de chocar contra el grupo de chicas populares de su clase de Álgebra.

Las jóvenes, quienes parecían ser las porristas que siempre andaban detrás de Norman (de las pocas que tenían tan mal gusto), se burlaban de la ojiverde, empujándola al tiempo que está última intentaba alejarse con lentitud.

Fue entonces que el azabache se dirigió a Norman, y le empujó, soltándose así de su agarre.

-Tú y yo ya no somos amigos- susurró imponente, intentando alcanzar a su objetivo.

-No hemos terminado- sonrió cínicamente, poniéndose frente a su enemigo acérrimo.

-Tú y yo ya terminamos con esto- intentó empujarle.

ʟᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇʟ ᴏɴʟʏ ꜰᴀɴꜱ | ᴿᵃʸᵉᵐᵐᵃWhere stories live. Discover now