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: : C A P Í T U L O U N O : :
IN THE SHADOWS

R a y

10 años atrás...

Mucho podía decirse de aquel pelinegro que había crecido bajo la luz de la luna y el sol, que se había criado entre temperaturas radicales que se reían descaradamente de los termómetros y los locales abiertos a un costado del gran lago, y que estaba acostumbrado a rondar entre la frescura y la tranquilidad que sólo era perpetuada por el sonido de los pájaros, específicamente, de las gaviotas.

Su popularidad radicaba en lo mucho que aquel pueblo adoraba a su abuela, Margaret Lullaby, y en los chismes y diretes que corrían de voz en voz, acerca de la acelerada y extraña vida que llevaba su padre, la cual le había traído consecuencias cuestionables respecto a su familia de núcleo.

Ciertamente nadie sabía dónde es que Leslie se encontraba. Fuese una tarde acalorada entonces, en la que el hombre de cabellos rojos había tomado sus maletas, y se había marchado con una expresión de dolor, dejando a Isabella y a su hijo bajo el cuidado de los suyos, provocando que la castaña tuviese repelús, y disfuncionase su familia más de lo que ya parecía estarlo.

Pero claro, Ray era solo un pequeño de 8 años que no entendía lo grave de sus acciones, ni tampoco lo bajo que caerían si en algún momento eran condenados a la ruina.

Sólo sabía que le dolía haberle visto partir, y no volver a saber más de él.

Fue entonces que Margaret se había dado cuenta cómo es que su nuera y su nieto habían pasado a ser la comidilla de sus alrededores. Ray ignoraba las miradas prejuiciosas, pero eso no significaba que no fuera el protagónico de un bunche de rumores que eran encabezados con cosas a favor de su madre, y cosas en contra de su padre; y luego eran seguidas por ataques a Isabella y cánticos en defensa del propio Leslie.

Pero entre toda la miseria y los malos ratos, el de mechones negros encontraba ratos de felicidad que atesoraba más que cualquier cosa material, si es que debíamos referirnos a las cartas impregnadas de culpa, con dinero desplazando los buenos momentos, mandadas con delicadeza al buzón de la granja de Maggie.

Era como si sintiese a la esperanza abrazarlo con fuerza. Cómo si entre risas y llantos, Ray encontrase la clave para volver a ver a su papá.

Y eso era todo lo que necesitaba.

-¡Ray!, ¿me estás escuchando?- exclamó una dulce voz, zarandeándole por los hombros.

El pequeño despertó, como si de un sueño se tratase.

-Te estaba diciendo que encontré esto en el garaje de mi niñera- dijo, sacando un reproductor de música, y en anexo, un par de audífonos de diadema -Me regañó, pero vio que me gustó mucho y decidió regalármelo.

-P-pero... ¿Qué-qué es eso?- preguntó dudoso, señalando con nerviosismo la pequeña cajita.

-Ya lo verás- sonrió, colocándole los auriculares, y rebuscando una canción en específico, con una verdadera cara de emoción.

Ray se sonrojó de lo adorable que lucía. Era muy fácil que ella lo conmoviera.

Aunque en realidad, era lo único que lo conmovía.

ʟᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇʟ ᴏɴʟʏ ꜰᴀɴꜱ | ᴿᵃʸᵉᵐᵐᵃWhere stories live. Discover now