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: : C A P Í T U L O C I N C O : :
EL MALDITO DIABLO

E m m a

-No puede ser- dijo Gilda, luego de escuchar todo lo que había pasado un par de horas atrás.

-De todas las personas que podían descubrirme, justamente tenía que ser él- se dobló, y comenzó a despeinar su cabello -Esto es una maldita pesadilla.

La segunda suspiró.

-Sabías que esto tarde que temprano pasaría.

-Sí, pero con alguien más sensato- entrecerró los ojos -A ese cabrón le hacen faltan dos tornillos en la cabeza.

Ante el comentario, ambas se miraron y no pudieron evitar reír.

Sin embargo, la escena volvió a tornarse fría y seria. Tan seria como el problema que había llevado a marcar desesperadamente a casa de Gilda, luego de haber llevado a su hermana al doctor.

Carol yacía profundamente dormida en la cuna al lado del sofá, luego de que Emma pudiese calmarle la fiebre y darle el medicamento correspondiente.

-Emma...- habló pausadamente -¿No crees que lo mejor sería que cerraras tu cuenta?

-De igual forma Ray lo sabe.

-Sí pero si tú eres más lista, él no va a tener cómo probar lo que está diciendo. Va a quedar como un mentiroso- la tomó por las manos -es por tu bien, Emma.

La pelirroja suspiró.

-No puedo, Gil- miró a sus espaldas -Sabes que hago esto más por mi familia, que por mí misma.

-Creo que ya tienes el dinero suficiente para ayudar a tu familia- apretó los labios -Ademas, le has echado la mano a tu padre por poco más de 2 años. No dejes que un inepto quebrante más la relación que tienes con el señor Yuugo, Emma. Piénsalo así.

La chica no respondió hasta después de unos minutos de reflexión.

-Lo siento, Gil. Si quiero que las cosas salgan bien hasta mayo, tengo que tomar ciertos sacrificios.

-Pero, tú....

-Se lo que hago- le abrazó -Sólo es hasta que logre irme a Florida, lo prometo.

Tragó en seco. No sabía qué carajos iba a hacer, y el impulso sustentado por el miedo era la única brújula que podía ayudarla en esos momentos.

Estaba jugando con fuego. Y había retado al diablo como consecuencia.

Las manos le sudaban, y el corazón le palpitaba muy fuerte.

Era la primera vez que alguien la había descubierto en dos años. Y a diferencia del horrendo señor con el que se había topado, parecía que está situación era mil veces peor.

Se decidió en entrar al salón rápidamente, y sentarse en la estación del laboratorio de química que a ella y a Ray le correspondían.

Carajo, si ya de por sí era difícil soportarlo.

La única cosa buena que podía pensar de estar ahí aquel día de clases, es que Ray por lo general llegaba tarde a todas las clases, y era protagonista de múltiples regaños, retardos y rabietas por parte de los profesores, a quienes no les quedaba más que dejarlo pasar.

ʟᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇʟ ᴏɴʟʏ ꜰᴀɴꜱ | ᴿᵃʸᵉᵐᵐᵃWhere stories live. Discover now