Capítulo 45

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Tuve la fantástica idea de sí ir la fiesta de bienvenida. Bueno, en realidad esperaba no tener que ir, tenía planes de no hacerlo, después de saber que la fiesta la realizaba Polina, mi ánimo se fue por el subsuelo. Pero había abierto mi bocota, y tenía a Sofía mandándome mensajes de Whatsapp cada media hora para preguntarme si había averiguado sobre la fiesta. Pensé en mentirle, pero no me gusta mentir y ya bastante mal me siento por tantas cosas que he hecho, que no quería sumar una más a la lista, por más diminuta que está sea. Así que le dije que sí, que habría una fiesta, pero que era de etiqueta, creí que aquello la espantaría, pero nada más lejos que la verdad; que sea de etiqueta la ilusionó aún más y subió las ganas de asistir a mil ochocientos. Por supuesto, ninguna de nosotras tenía un vestido acorde para asistir, así que Sofía tuvo la maravillosa idea de que vayamos juntas a comprarnos los vestidos. Y juro que quise decir que no, pero acabé diciendo que sí, y más tarde cuando Bárbara supo que iría a la fiesta, me dijo que fuera con ella a comprar vestidos. Y obviamente, no pude tampoco decirle que no.  Sofía es demasiado insistente, Bárbara demasiado amable e imponente, no pude negarme.

Y aquí estamos las tres, intentando encontrar ropa acorde.

—No me cae bien tu nueva amiga—me dice Sofía en cuanto nos quedamos solas, porque Bárbara está en los vestidores.

—¿Por qué?— inquiero, fingiendo que no me daba cuenta.

En realidad suponía que no le caería bien, Sofía es un poco celosa y le gusta ser ella el centro de la atención. Supongo que ve a Bárbara como una competencia.

—Es un poco creída, en serio ¿Qué se cree, Kim Kardashian?

Ladeo la cabeza y río.

—No se cree nada, ella es así siempre,  es una chica elegante— encojo los hombros.

—¿Y también es modelo de la agencia?— se interesa.

Niego.

—No, amiga cercana de Darío, y trabaja en la agencia ocupándose del área comercial. Tiene un puesto de los más importantes. En realidad ella hace de todo un poco, es muy versátil.

Creía que era la que dirigía todo, después de Darío, pero ahora que ha llegado Polina, no sé dónde quedará Bárbara.

—¿Amiga cercana a Darío? Mer ¿De verdad no te preocupa ella?

Sabía que preguntaría algo así, supongo que cualquier otra chica estaría celosa o se sentiría al menos insegura, y admito que hubo momentos en los que me sentí celosa e insegura de la cercanía y confianza que se tienen Darío y Bárbara. Pero pasado un tiempo, la verdad que por más que lo intente, no sé ve en ellos un trato diferente, él no se muestra con ella como conmigo. Y ella es demasiado buena siempre ¿Por qué sería buena si se estuviera acostando con Darío? Es obvio que sabe lo que tenemos él yo, y es obvio que no le importa.

—No me metas cosas en la cabeza—le espeto a Sofía riendo.

Ella ladea la cabeza, como compadeciéndose de mi ingenuidad. Luego saca su celular y comienza a tomarse selfies.

Observo fijamente mi reflejo en el espejo, dándome cuenta de lo diferente que ahora me veo. El vestido que me compré para ir  a la fiesta es precioso. Sí, lo sé, todos lo son y este no es la excepción: largo, escote en v, busto en taza, y brilloso pero sin ser exagerado. Me encanta, porque se ve elegante, y crea la ilusión de que yo soy una persona elegante.

—Oh por dios, estas hermosa, no puedo creer que seas tú Mer— exclama Sofía ingresando al cuarto—. La primera vez que te vi, voy a decirte la verdad, no me pareciste una chica muy atractiva. Pero ahora, el cambio es impresionante.

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