Capítulo 59

495 30 0
                                    



-Lo siento tanto América- dice Polina con un fingido tono de lastima-. Juro que no quería llegar a esto. De verdad- coloca una mano en su corazón y ladea la cabeza- nunca me imaginé haciendo algo así. Pero no me dejaste opción, y eso que te di oportunidades.

Cierra la puerta tras ella, mis ojos no dejan de ver al exterior y lo capta. Se da cuenta que estoy planeando como escapar.

-Ni lo sueñes, porque no estoy sola en esto- advierte.

-¿Cómo puedes hacer una cosa? Privarme de libertad, dejarme aquí…. ¿piensas asesinarme?- inquiero con la voz hecha un hilo hacía el final de la oración.

Resulta ser demasiado, incluso para un ser como ella.

Polina sonríe.

-Tal vez- saca una pistola y apunta directamente hacia a mí- tal vez te mate o  tal vez te deje aquí hasta que te mueras de sed y hambre. Todavía no me decido.

Su mirada se vuelve más sombría que nunca. Tampoco imaginaba que sería capaz de esto así que me encuentro sorprendida, deseando que sea una pesadilla.

-Estás loca, por favor baja eso. Estoy segura que necesitas ayuda psiquiátrica. Te has obsesionado conmigo y con Darío.

-Esto no se trata de ti, ni siquiera de Darío. Y no estoy obsesionada con ninguno de ustedes. Estoy obsesionada con el dinero, dinero que perderé por tu culpa.

Cierro los ojos y niego.

-No, por favor, sólo piensa un poco ¿De verdad serías capaz de cargar con la muerte de una persona por dinero?

Reina un silencio que se me hace eterno, la esquizofrenia de Polina comienza a manifestarse, mucho más que antes. Nunca la había visto tan desquiciada como ahora.

-La respuesta es sí- y apunta con más firmeza hacia a mí.

Está decidida al parecer. Me hago hacia atrás rogando, implorando que por favor una vez más  Darío aparezca ante mí y acabe con esta pesadilla de terror. Pero no puedo abusar de los deseos tantas veces… ¿Cómo podría encontrarme ahora? En la vida real los villanos quizás no dejan cabos sueltos. Y aunque Darío tenga toda la apariencia de un héroe, es un hombre. Un hombre enamorado que se ha metido en un grave problema por elegir amarme. 

Polina dispara, pero su puntería no es buena o la suerte se puso de mi parte, así que erró el tiro debido a que no me quede quieta esperando que impactase en mí.

No me quedo agazapada esperando a que vuelva a intentar matarme. Corro hacia la puerta. Dijo que no está sola, pero no puedo morir en ese cuarto a manos de Polina sin al menos haber intentado escapar.

No siempre podrán salvarte América, debes por una vez hacerlo sola.

Polina me maldice y corre detrás de mí. Aun así alcanzo a abrir la puerta y  comienzo a correr hacia la carretera que está demasiado lejos.

La voz de Alexis nuevamente llega a mis oídos. Me llama, me persigue, y Polina continúa echando tiros que no logran alcanzar a nadie.

-¡Sujétala maldito estúpido! – le grita Polina a mi ex novio.


DARÍO

Buscamos al infeliz de Alexis por todos los lugares posibles, seguimos su rastro durante toda la noche pero no pudimos dar con él ni con nadie que nos diera su ubicación.

-¿Y si es demasiado tarde para América? -  espeto poniéndome de pie nuevamente, dispuesto a seguir buscándola, aunque sólo hayamos dejado de hacerlo por dos minutos.

-Si tan sólo se hubiese llevado el celular con ella… - expresa Gastón.

-¿Y qué hay del número de celular del chofer? También nos engañó y es cómplice- sugiere Ariel- ¿No hay modo de rastrearlo sabiendo su número de celular?

Nos miramos con Gastón. Eso es una excelente idea.

-Tienes razón. Es más complejo de hacer, pero no para alguien que sepa del tema.  Necesitaremos a un hacker cuanto antes- asiente Gastón.

-Conozco al indicado- exclamo, esperanzado y casi seguro de que esta búsqueda no puede fallar.


-Bien. Lo he logrado, pero esta persona actualmente, según indica su celular esta fuera de la ciudad, bastante lejos diría… en una zona bastante rural…

-No importa donde este lo iremos a buscar, es el único que pude saber dónde demonios encontrar a América.

-Bien, le envié la ubicación, ya debe haber llegado a su celular.

-No debemos perder tiempo- me dice Gastón.

-Por supuesto que no- asiento.

Me giro hacia el hacker que nos ayudó, tras darle las gracias y dejarle dinero me encamino hacía el coche junto con Ariel y Gastón.

Es un milagro que podamos rastrear aunque sea a uno de los implicados.

-¿Una vez que lo encontremos cual es el plan?- pregunta Ariel.

-Que nos diga donde esta América- respondo.

-¿Y si se niega?

-No podrá negarse- suelto.

De hecho he pensado también en ello. Pero no pretendo en absoluto llegar en son de paz. Si tengo que quebrar cada uno de sus huesos para que me dé el paradero de América, estoy dispuesto a hacer y eso más.

¿Qué necesitas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora