Capítulo 56

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-Te engañé porque sabía que de otro modo no aceptarías hablar conmigo. Lo que voy a decirte te abrirá los ojos. Te están usando América. Darío no quiere casarse contigo, no te ama, está usándote para su conveniencia- me escupe Polina de la manera más cruel.

Entorno los ojos, y la miro con confusión ¿Qué se supone que es esto? ¿Para qué me hizo venir? Parece un plan descabellado de villana de telenovela.

Volteo decida a marcharme y no dar pie a sus estupideces, pero me detiene.

-Martín lo sabe.

Vuelvo a mirarla ¿Cómo?

-Escucha esto, y verás…

Se inclina glacialmente y abre su laptop.

La voz de Darío comienza a oírse desde el aparato  que descansa sobre el escritorio de la bruja de Polina.

Quiero decirle que es una mentirosa y que no creo en nada de sus palabras, no obstante, empiezo a oír la grave y masculina voz de Darío. No puedo negarlo, es él.  Polina ve que tengo su atención, y gira la laptop para que además vea la grabación del momento exacto en el que se lleva a cabo la conversación.

"-Aquí dice que para que se anule el contrato, debo ceder los bienes de Polina a mi esposa…

-Exacto sólo tienes que casarte, pero con otra mujer que no sea Polina… Darío, comprendo que esto nunca estuvo en tus planes, pero sólo, piénsalo. Puedes casarte con cualquier mujer que acepte hacerlo sólo para liberarte de ese contrato que tiene Polina en sus manos. Es mejor contraer matrimonio con cualquier mujer antes que ella. Y lo mejor es que la agencia será tuya.

-No, será mía y de esposa.

-Puedes hacerle firmar un papel, ya sabes esas cosas, le das dinero y que se vaya lejos. Piénsalo, es lo único que te queda por hacer.

-Lo voy a pensar, necesito tiempo, de todas formas, eso debe planearse bien. "


La grabación se detiene y con ella las voces. Mis ojos están repletos de lágrimas que no quiero dejar caer ante mi enemiga, pero es difícil contener el dolor. Se siente tan triste oírle decir aquello, sobre toda la última oración, no puedo asimilar que eso que oí es cierto. Tiene que ser mentira, Darío no sería capaz. Él no es ese tipo de hombre, yo lo sé. Él me dijo que habían problemas legales, él…

-Dime una cosa América ¿Tú sabías esto?

No puedo responder porque de hacerlo lloraría y mucho.

-Seguro que no, no te lo dijo. Seguro te vendió el cuento de que se dio cuenta de que te ama y eres la mujer de su vida. Oh querida, eres tan ingenua- la voz de Polina adopta un tono maternal, pero no deja de ser falso y sólo me fastidia más- Darío jamás quiso casarse ¿Por qué querría hacerlo ahora? es muy ingenuo de tu parte creer que un hombre que toda su vida ha sido soltero y feliz así, de la nada elegiría cambiar y casarse con una muchachita menor que él, que no tiene nada de experiencia en la vida. Es más, eso, tu falta de experiencia ha hecho que seas el anzuelo perfecto. Haz caído en su trampa.

Cierro los ojos y caen lágrimas silenciosas a borbotones.

Abro los ojos y clavo mi mirada furiosa en la rubia. Quisiera tumbarla al suelo, olvidar mis modales y arrancarle cada una de esas greñas amarillas que cuelga de su pequeña cabeza.

-No soy ninguna ingenua.

-Entiendo lo difícil que debe ser enterarte de esto querida, pero mejor ahora que después. Te estoy haciendo un favor; porque entiende, esta no es tu guerra, tienes que hacerte a un lado.

-No- digo limpiando mis lágrimas.

-¿No? – larga una carcajada- pero amor, si lo acabas de ver y oír tu misma, ¿seguirás siendo tan tonta de creer en un hombre que sólo te está usando? En cuanto consiga deshacerse de mí, te dará un par de limosnas y te enviara lejos a ti también. Tu misma lo escuchaste, no tiene intención de compartir nada contigo.

-No puedo creer en tus sucias palabras, eres una maldita, sólo quieres arruinarme y lo sé.

Pego la vuelta y me marcho, antes a alcanzo a oír sus últimas palabras llenas de veneno. 

-Cree lo que quieras América, pero si continúas con esto luego será tarde.

Es horrible, porque realmente lo dijo, era su voz, era él en la grabación. Pero no me cierra, no puede ser capaz de hacerme una cosa así. Cuando dice que me ama yo siento que es sincero. ¿Pero si no lo es? ¿Si estoy creyendo en los cuentos de hadas y todo se transforma después en una pesadilla?

Salgo a la calle, dispuesta a ir a ver a Darío a su pent house a exigir una explicación, necesito que él me diga algo que tenga sentido, necesito que me diga que nada de eso es verdad.

Estoy por subir a mi coche cuando veo a Martín llegar, su auto comienza a meterse en el estacionamiento, corro hacía allí completamente desesperada por hallar respuestas, cegada ante la necesidad de saber la verdad. No miro a los costados, no presto atención  y me doy cuenta de mi imprudencia cuando oigo la frenada de un coche, pego un fuerte chillido y me quedo paralizada.

-¿¡América, estas bien!?

Estoy de pie, ilesa, con el coche que casi me lleva puesta a  dos milímetros de mí.  Me he salvado de los pelos.

Martín llega hasta a mí, coloca su mano en mi hombro.

-¿Te encuentras bien?

El dueño del coche también desciende del mismo para ver como estoy, un par de personas alrededor se acercan.

-Estoy bien- murmuro tocándome la frente, asustada y tratando de asimilar las cosas.

Casi me choca un coche, tengo la cabeza que no puede dejar de pensar en Darío y en lo que me ha mostrado Polina.

Encaro a Martín:

-Debo hablar contigo.

-Bien, hablaremos, pero por favor, primero vayamos a la enfermería de la agencia o a un hospital …

-No, no. Estoy perfecta.

El hombre que conducía el auto me pide disculpas, se ofrece a llevarme al hospital más cercano, a pesar de haber sido mi error se muestra compungido. Finalmente le convenzo de que no necesito un médico y que me encuentro completamente bien física y emocionalmente, por lo que me deja tranquila y se marcha, no sin antes volver a disculparse. 

Una vez que me encuentro a solas con Martín, insiste en llevarme a tomar algo para que pueda sentarme y hablemos. Pero no quiero esperar, necesito saberlo ya.

-¿Es verdad que Darío quiere casarse conmigo sólo para evitar compartir la agencia con Polina? Dime la verdad Martín- apuro.

Los ojos de Martín se ven desorbitados y eso me hace temblar el pulso. Abre la boca para decir algo pero la vuelve a cerrar y se queda callado, baja la mirada y suspira como si estuviera pensando que es lo mejor para decirme.

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