3.

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«Sé que no será fácil, pero voy a intentarlo.»

Photograph.

Ella no era como todas, era peor. Más loca, más rara, más tonta, más celosa y más berrinchuda.

Ésa chica no solamente pasaba por la mente y luego se iba, cuando ella llegaba, bailaba, gritaba, lloraba, sonreía, reía, odiaba y amaba. Rodaba por mí cabeza una y otra vez todos los días, todo el día. Y cuando por fin era tiempo de irse, dejaba una huella, la cual la hacía regresar y volverme a hipnotizar.

¿Cómo es qué podías enamorarte de la misma chica una y otra vez? Porque estaba seguro, que si la encontrará en otra vida, volvería a enamorarme de ella. Tan bella, tan tierna, tan dulce, tan perfecta.

Tan lejos y tan cercas de mi.

Ni si quiera la persona más lista en el mundo, podría explicarme porque era mi obsesión de tener tantas fotos de aquella perfecta ángel.

Todavía recuerdo la primera vez en que la vi, ella estaba caminando por los pasillos de aquélla gran universidad, con una sonrisa pegada en su rostro. En su bello rostro. Ese mismo día me habían contratado para tomar la foto de los chicos de último año, en los cuáles, ella y su mejor amiga estaban.

Recuerdo perfectamente la melodiosa risa que salía de sus cuerdas bucales cuando su mejor amiga le contaba alguna broma. Pobre de aquélla chica, había muerto a la siguiente semana.

¿Me sentía mal por ella? Por supuesto que no lo hacía.

No había tiempo de sentirme mal cuando había conocido al amor de mí vida esa misma semana.

Chaterine.

Mí hermosa Chaterine, tan risueña y fuerte. Tan bella e inocente. Podría decirse que ya la amaba. Y sabía que ella también lo hacía, muy, muy, dentro de ella.

Esa misma noche, no podía parar de pensar en ella, quería volverla a ver, quería tener un recuerdo de ella, algo que perteneciera para siempre en mi. Quería una foto de ella. No sabía su nombré, tampoco donde vivía o que estudiaba en la universidad, pero sí sabía, que lo averiguaría.

Al día siguiente, después de esperar a que la última campana sonará, y esperar a que se despidiera de todas sus amigas y amigos, la seguí y tomé todas las fotos que pude hasta que ella llego a un viejo bar. Donde supe luego, que ella trabaja.

Ese día averigüe, también, que una foto de ella, no era suficiente.

***

Chaterine.

Era un color hermoso, el esmeralda le daba un toque especial al verde y lo hacia mas perfecto de lo que ya era. Una persona con ese color de ojos debería de sentirse feliz y atractiva, ya que estos mostraban felicidad, inocencia y eran firmes, dando el significado de que esa persona era lista. Alguien que podía conquistar el mundo con solo dos simples palabras. Eran perfectos, esos ojos eran perfectos, los mismos ojos que han estado recorriendo mi mente por muchas semanas, que aparecían en mis sueños una y otra vez. Que me perseguían a donde quiera que vaya, ellos estaban ahí. Entonces, ¿por que algo que era tan perfecto podía llegar a molestarme? Tal vez, no eran ellos, tal vez simplemente era la oscuridad.

Esa oscuridad que los cegaba, cuando todo estaba perfecto, cuando podía sentir que en verdad, esos ojos estaban ahí para cuidarme y protegerme, la oscuridad llegaba y los convertía en un pequeño infierno que me seguía. El mismo infierno que podía hacerme llorar.

Cerré los ojos con fuerza y respire profundamente, las palmas de mis manos estaban rojas por tenerlas tanto tiempo cerradas y haciendo presión en la orilla de aquella banca, pero no podía evitar sentirme mareada. Quería vomitar, y mi cabeza no paraba de dar vueltas. Trataba de controlarme y quitar esos ojos verdes que me hacían sentir enferma e insegura.

Photograph |h.s|Where stories live. Discover now