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POR SUPUESTO QUE NO LE PARECÍA CORRECTO REUNIRSE CON SU PROFESOR EN MEDIO DE LA NOCHE, sobre todo solos. Desde hace aun tiempo había estado notando un comportamiento extraño en su profesor, pequeños indicios qué quería algo más que una simple relación de alumna a maestro. Pero se negaba a creer que ese era su caso, pues ella no se creía lo suficientemente atractiva como para como él.
Sintió el fuerte vibrar de su móvil debajo de su almohada, aún con los ojos cerrados metió su mano debajo de la almohada para alcanzar su móvil y checar qué hora era. Al prender el celular abrió los ojos con cuidado de no lastimarse debido a la luz. Notó como ya tenía más de 5 mensajes de Satoru pidiéndole que no olvidara qué hoy se encontraban en una habitación que ni siquiera sabías de su existencia. Algo que la hizo sentir verdadero miedo fue el como cuatro de esos cinco mensajes eran específicamente pidiéndole que no llevara a nadie más con ella, que solo fueran ellos dos. Sin embargo, y apesar de lo extraño que le resultara, decidio no tomarle importancian.
Dejo caer su móvil en el pecho, colocó su antebrazo encima de su frente y descanso sus ojos un poco más, quedándose completamente dormida. Era demasiado tarde y al mismo tiempo demasiado temprano para querer levantarse a hacer algo. Solo dormiría unos cinco minutos más y después se levantaría, pero no fue así. Su móvil volvió a vibrar despertando a la chica, checo la hora y se dio cuenta de que había estado descansado una hora y media. Dando un brinco, se levantó de la cama, tallo sus ojos con cansancio y se dispuso a dirigirse al lugar de encuentro mientras que revisaba su celular. Tenía apenas una llamada perdida de Satoru.
No le aterraba la oscuridad, pero si qué le aterraba estos oscuros y silenciosos pasillos por los que tenía que pasar para llegar al punto de encuentro. Sentía como alguien la estaba mirando. Encendió su celular apareciendo al instante en el chat de Satoru y escribió las palabras "Lo siento por tardar, ya voy para allá", para después apagar su celular y seguir caminando. Por unos momentos, aseguraba qué alguien más estaba acompañándola detrás suyo sin que ella se diera cuenta. Juraba escuchar otros pasos además de los suyos. Entonces, no pudo evitar soltar un bostezo debido al cansancio, el cual detuvo su caminar dejando escuchar un paso qué no era suyo. Abrió sus ojos de golpe, deteniendo su bostezo y giro su cabeza hacia atrás rápidamente.
