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MEGUMI NO ES ALGUIEN TERRITORIAL POR LO QUE COMPRENDIO completamente cuando su novia le pidió mantener su relación en secreto, sin embargo en estos momentos no podía evitar sentir unas inmensas ganas de gritar que se estaban pronunciando ante la mujer de otro hombre.Pero ahora mismo, no había mucho que podía hacer debido a que delatarian su realcion y eso es lo que no quería.
Su debido enojo se debía a su pequeño grupo el cual se dirigía de regreso a la escuela para descansar como era debido después de un largo díade exorcizar maldiciones sin descanso. Cada uno de ellos venía acompañado de una brillante sonrisa que iba de oreja a oreja, excepto él, Fushiguro. Todos estaban de una manera demasiado amorosa con ella, incluso su propio profesor quien fue el primero en acercarse demasiado a su novia, posicionándose del lado derecho de ella y rodeándole el cuello con su brazo. Itadori fue el segundo en acercarse a ella, replicando la misma posición que su profesor, aunque estando del lado opuesto. Nobara fue la última en posicionarse de un lado de Itadori, al no tener espacio para estar de un lado de ella. El único en no acompañar a sus compañeros se trató de Fushiguro Megumi, el cual estaba camiando detrás de ellos con ambas manos metidas a los bolsillos de su pantalón, dirigiéndole una mirada molesta a los acompañantes de su mujer.
—Acelera ese paso, Gumi —exclamó la más joven de su grupo, su novia. Si no fuera porque su sonrisa no podía hacerse más grande, volvería a sonreír aun más.
Él no respondió. Megumi soltó un bufido y dirigió su mayor mirada de molestaría hacia sus compañeros.
—No seas tan amargado, Gumi —continuó, esbozando una sonrisa burlona—. No puedes estar a mi lado ahora mismo, pero siempre puedes estar del lado de Satoru, ¿cierto?
Pese a las inasistencias de sus compañeros, Fushiguro continuaba negándose a estar caminado juntos a ellos y durante todo el trayecto de regreso a casa él tuvo que mantenerse serio soportando las carcajadas ruidosas que se echaban, pero sobre todo la cercanía peligrosa que los chicos tenían con ella. Dio lo mejor para ocultar como los celos poco a poco lo estaban comiendo con vida.
Su novia, (...), estaba completamente segura que tales acciones por parte suya y de sus compañeros causaría unos celos tóxicos en Megumi haciéndolo perder el control, a pesar de ello no ocurrió nada de lo que ella quería. Él no se atrevió nunca a decir, hacer o si quiera dar una señal que lo delatara. Se mantuvo en silencio e inexpresivo durante todo el camino a casa.
Sin embargo, fue Satoru -su profesor- quien rompió aquella máscara con la cual Megumi trataba de ocultar lo que realmente sentía. Entre tantos juegos y tantos coqueteos discretos -los cuales (...) no parecía captar- Satoru acercó su rostro peligrosamente hacia el de la fémina a la vez que una sonrisa pícara se dibujaba en los labios de él, haciendo que Megumi rompiera en enojo. Tan rápido como un rayo, apareció frente ellos para enseguida crear un agarre entre su novia y él sosteniéndola con fuerza en su muñeca para después jalarla.
