𝗣𝗟𝗘𝗔𝗦𝗨𝗥𝗘 . sukuna ryomen

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PAVOR, LOCURA, TORTURA, MUERTE

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PAVOR, LOCURA, TORTURA, MUERTE. Esas solo son algunas de las cosas que Sukuna Ryomen, rey de las maldiciones, le fascina generar en los pequeños y débiles humanos, debía admitir que firmemente que jamás se cansaría de mirarlos huir despavoridos por culpa suya, aunque últimamente sentía mucha más satisfacción en causar miedo en aquella pequeña hechicera que recién acababa de conocer. Según sus palabras, nada le causaba más placer que mirar convertir esa sonrisa suya en una cara de horror. Constantemente sentía esa intensa necesidad de hacerla sufrir hasta hacerla gritar su nombre desesperadamente con unos tiernos ojos llorosos, mientras que se retorcía debajo suyo. Se había convertido en una necesidad, una que jamás dejaría ir.

Su necesidad era tanta que aprovechaba cada pequeña oportunidad que tenía para provocarle un susto, pero, por supuesto, no faltaba aquella persona que siempre quería arruinar el momento y hacerse pasar por un héroe.

Estrelló ambas manos a los costados de la cabeza de la hechicera, sacándole un buen susto en el proceso. Debido a la diferencia de estatura, dejando de lado la edad, Sukuna se veía obligado a inclinar un poco la cabeza para lograr verla directamente a los ojos. Él constantemente solía burlarse de lo baja que era en comparación de él. Y una vez que sus ojos se encontraron con los de ella, sonrió autocomplacido por sus recientes acciones que causaron justo lo que más le gustaba de ella: una mirada desafiante que ocultaba el miedo que sentía. Sentía todo el placer recorrer por su cuerpo, pero sobre todo en entre sus piernas en donde había un erección creciente.

—¡Aleja tu repugnante presencia de mi, rata inmunda de dos patas! —escupió, pretendiendo ser algo que no era en estos instantes. En seguida, colocó ambas de sus manos sobre sus hombros e ejerció toda la fuerza que poseía para quitarlo de encima, sin embargo no se inmutó.

Poco a poco el pánico se fue apoderando en ella al notar qué no tenía la fuerza suficiente para quitárselo de encima. No era necesario mirar su rostro para darse cuenta que se estaba burlando de ella y de lo cuán patética que era, puesto ya sé había tornado en una costumbre en él. Verla tan nerviosa, tan vulnerable solo hacía las cosas mejor para él y su erección creciente.

𝗜𝗡𝗦𝗔𝗡𝗘 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗜𝗦𝗘 ⭑Where stories live. Discover now