CUIDARÉ DE TI

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Sakura tenía el presentimiento de que el Akatsuki aparecería y la llevaría a su dimensión. Era bastante obvio que estar en ese lugar no tenía sentido, ni siquiera un propósito más que incomodarla con la situación, y no parecía un plan que estuviera a la altura de ese Akatsuki. Ya había visto a su sensei, ya sabía que realmente no era de ese modo, ¿para qué dejarla allí?

Sin embargo; el primer día pasó y no tuvo noticias del Akatsuki, ni siquiera sintió su presencia, nada que le advirtiera que pronto volvería. Nada aconteció y eso que estaba a la espera de malas noticias, intentaba prepararse para cualquier imprevisto. Paseó por la Aldea, pero nada, para la noche seguía en ese lugar. No había mucho qué hacer en la habitación de Kakashi, se sentía un lugar mucho más pequeño y vacío sin su sensei. No le gustaba estar en ese lugar sin él. Antes de irse le pidió que se comprara ropa y todo lo que pudiera necesitar, pero la médico no quería gastar los ahorros del ninja y sólo lo haría en caso de que fuera estrictamente necesario. Había comida suficiente, pero en realidad no tenía mucho apetito, no cuando estaba sola y rodeada de extraños.

Por más raro que sonara extrañaba a Kakashi, extrañaba su presencia. Aunque en ocasiones se mostrara desinteresado se preocupaba por ella, una preocupación sincera. Le gustaba pensar en que de algún modo el lezo entre ambos los unía en cualquier dimensión y ante cualquier actitud y personalidad cambiada. Ahora que cenaba sola, extrañaba tener en frente a ese ninja testarudo, su melena gris que resaltaba todavía más a esa edad, sus ojos negros, su rostro juvenil cubierto por la máscara, incluso extrañaba su actitu tan reservada y las escasas palabras. Y no es que fuera el único conocido en ese lugar, simplemente lo extrañaba porque sí. Porque era él.

Una sonrisa fugaz apareció en su rostro, su sensei era un ninja interesante con su semblante tan serio. No olvidaba que la sostuvo cuando ella estaba mareada, y la sostuvo con tanta delicadeza y cuidado como si no quisiera dañarla, pero también con la seguridad suficiente para mostrarle que estaba a salvo con él. Sacudió la cabeza, en qué se supone que estaba pensando, ¿de verdad sonreía como tonta por su sensei? estaba hasta sonrojada por sólo recordar el contacto entre ambos.

Por Dios, era más grande que él, aunque estuviera en ese cuerpo de niña... además nada de eso era real. Ese ninja sólo existía allí, el Kakashi que pensaba que ellos dos algún día serían pareja no era real, dejaría de existir en cuanto abandonara esa dimensión. No tenía sentido encariñarse con algo pasajero, a pesar tuviera la forma de su sensei, del ninja que más admiraba y con el que se sentía a salvo y segura.

El segundo día fue exactamente igual al primero; sin cambios, sin la presencia del Akatsuki, así que Sakura pensó en comprarse un par de cambios de ropa. Mañana volvería Kakashi. Inevitablemente volvió a sonreír, se acostumbró tan pronto a dejar de llamarle Kakashi-sensei, ahora era sólo Kakashi. Cuando volviera a la realidad sería extraño verlo de nuevo. Sin duda pensaría en todo lo que vivió en ese lugar, dudaba que algún día lo olvidara.

Toda la tarde transcurrió con tranquilidad, Sakura seguía en espera de alguna noticia, de un imprevisto y mientras se acercaba la noche su nerviosismo aumentó, temía que el plan del Akatsuki fuera dañar a Kakashi, después de todo dañarlo a él en cualquier dimensión sería extremadamente doloroso. Esa idea le rondaba a todas horas, pero la ignoraba. Sólo que mientras más se acercaba la hora más nerviosa se ponía.

Se pasó toda la noche en vela esperando por algo que nunca llegó. Fue por la mañana que toda su preocupación desapareció, el amanecer tan tranquilo parecía augurar cosas buenas, nada malo pasaba en días así de hermosos y soleados. Se decidió a comprar ropa: salió y buscó en las tiendas algo que le gustara y le quedara bien. Compró lo más básico primero, ropa interior. Lo difícil fue encontrar un atuendo, aunque no lo admitiera esperaba verse bonita, y nada la convencía. Nada hasta que apareció un vestido que era muy similar al que usaba en el pasado, era rojo y tenía unas líneas blancas en las mangas, claro que no tenía el sello de su clan, pero en general era bastante parecido, así que se decidió por ese. También se compró un short y una simple blusa blanca. Pensó en alguna pijama, pero la ropa de su sensei era tan cómoda que no hacía falta nada más.

ANTES DE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora