KAPÍTULO ZEIZ: MÁZ CHIKOZ

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Tras la captura de la nave mercante pasaron semanas reforzándola con chatarra y rebautizándola como "Pika Zezoz". Los esclavos humanos eran cientos, casi más de los que podían controlar; Kyoko estuvo recuperándose en mi camarote. Era una bodega de diez por cinco, las paredes estaban oxidadas y el piso desnivelado, no obstante, limpié lo mejor posible, usé a un garrapato desodorante para aromatizar el cuarto. Kyoko se hallaba sobre el colchón que traje de su habitación, logré convencer al Kapitan para traerme unas cuantas cosas, el armario, la mesita de noche, la bañera y el inodoro. Cabe decir que estaban simplemente conectados a un tubo que lleva al vacío, y el agua para la bañera y baño estaba en un tanque en el piso de arriba con el agua más limpia que pude hallar.

―Te sientes mu noble, ¿verdad? ― me dijo ella con su voz temblorosa y aún así aristocrática.

―¿Por cuidarte? No― expresé mientras le acercaba frutas cortadas.

―Eres... escoria, cooperando con los xenos...

―Quiero vivir, y quiero que tú vivas. Hago lo necesario para lograrlo― me senté a observar como se incorporaba para comer.

La fiebre le hacía temblar y sudar ―¿Por qué me querrías ayudar?

―Necesito tu liderazgo.― Ella me observó con ojos trémulos. ―No sé guiar, no tengo el carácter para liderar, pero a ti te han enseñado a tenerlo, para eso te han criado. Te necesito para salir de aquí.

Ella me dirigió una sonrisa ladina ―Te subestimas, cuentista. Eres sagaz, pragmático y lúcido; saldremos de esto.

― ¡Kuenta Kuentoz! ¡El kapitán te kiere en el puente! ― vociferó un orko en el exterior.

Miré hacia la puerta, pensé en ignorar el llamado y quedarme a cuidarla, pero si no iba voluntariamente, vendrían a llevarme ―Vive― le dije antes de salir.

Me acerqué hasta el puente, el Kapitán hablaba con Klavozerebro, parecía molesto, gruñía ferozmente en su idioma alienígena; le dio un grito severo, el mekániko se dio la vuelta huyendo con el rabo entre las patas, el Kpaitán le dio un puntapié en el culo con sus botas de acero.

― ¡Kuenta kuentoz! ― masculló el orko ―Vamoz a buzkar a una chuzma muy peligroza por ayuda. Ve kon Spookums, el te armará.

El orko komando me llevó a su arsenal a rebosar de kanijoz grazientoz; armaduras de chatarra, akribilladorez oxidados, rebanadorez, apuñaladorez, aplaztadorez y achicharradorez destartalados.

―Ponte ezto― me dijo Spookums.

Era una armadura que solo podría usarla un ogrete.

―No es de mi talla― dije apenas logrando depositarla en el suelo antes de que me partiera la espalda.

Spookums dio un pequeño gruñido, golpeó a un par de kanijoz con un zape y vociferó algo en su bestial lengua. Rápidamente se lanzaron contra la chatarra, la desarmaron y volvieron a armar encima mío, ajustándola con correas de cuero y quemándome con la soldadura.

― ¿Kierez un kazko?

―No creo que vaya a hacer una diferencia.― Si un orko me golpease en la cabeza con o sin casco me mataría la verdad.

Spookums deliveró en su mente ―Pónganle un casco negro y pinten de azul la armadura.

En un par de horas empezó a aparecer en el horizonte un número significativo de naves orkas, solo una del tamaño del "Kiebra Enklenkez", y siquiera quince naves de menor calado.

―Ahí eztán ezoz tipejoz― espetó Bluddflagg, hubo un gran desprecio en su voz. ―Preparen laz kañoneraz, y kiero ke traigan loz piñoz.

Abordamos el detartalado Kruzero Matamuchoz "Rompe Ezpinazoz", dos hachas rojas hechas con chatarra adornaban sus costados como su escudo de armas; los chikoz de la nave vestían uniformes, algo impropio de los orkoz que son una masa anárquica de individuos en donde cada uno debe buscarse su sustento para armarse como mejor pudiese. Estos no, llevaban uniforme, pantalones de camuflaje, camisas de rayas, chapas sobre sus pechos y armamento reglamentario. Nos presentamos ante un orko vestido con una gabardina de estilo militar de color negro y una gorra de plato del mismo color, en su cinturón llevaba una pistola bolter sin modificaciones y del otro lado una espada sierra de color negro, llevaba la insignia de los "Manos de Hierro".

― ¡Ah! ¡Kapitán Bluddflagg! Zu reputazión le prezede, ¿en ké podemoz ayudarle? ― expresó el orko con sorna, fumaba un gran puro.

― ¡Jefe Rajagargantaz! Me han hablado mucho de ti.

― ¿Ke te han dicho? Ezpero ke kozaz buenaz.

―Me han dicho ke la forma de pelear de tuz chikoz ez embuztera, ke no tienen el honor orko y ke han kopiado teknikaz de loz humanoz. Zon el tipo de ezkoria ke buzko.

Rajagargantaz carcajeó profundamente ―Al menoz fueron honeztoz. ― Exhaló el humo de sus pulmones ― No pongo kondicionez a la hora de ofrezer nueztroz zervicioz, mientraz tengaz pa pagarnoz.

― ¡Spookums! ― llamó el Kapitán.

El orko komando dejó caer dos bolsas enormes repletas de piñoz, Rajagargantaz miró sin impresionarse, cruzó las piernas y asintió.

―Por ezto puedo enviarte a la mitad de miz chikoz― exhaló otra bocanada de humo.

―Ezto zolo ez un adelanto, tengo un gran plan, un gran botín ke reklamar, pero me hace falta tipejoz komo uztedez. ― El Kapitán hablaba con seguridad, confiado en poder convencerlos.

Rajagargantaz por su parte no parecía impresionarse ―Mis chikoz me dicen ke tienez dos kruzeroz matamuchoz y una nave de loz orejaz puntiagudaz.

―Ez verdad.

― ¿Ke planeaz?

―Ezo no ez azunto zuyo, zolo debez zaber ke puedo konzeguirlez muchoz piñoz― respondió certeramente.

―Me intereza tu propuezta, parezez un tipo konfiado de lograr lo ke te proponez― Rajagargantaz se levantó de su trono ―. Y ezo me agrada, pero no ez zuficiente, zi kierez un krédito, tendráz ke ganartelo.

―Puez a ello, kanijo.

Rajagargantaz se deshizo de su ropa y armas, entregó sus cosas a su kanijo; Bluddflagg por su parte se quitó su sombrero y lo puso sobre la cabeza de Kri que inmediatamente empezó a saltar emocionado, salió corriendo y se perdió entre la multitud. El Kapitán se quedó viendo al huidizo kanijo y gruñó, entonces se zafó el cinturón con sus armas y se dirigió hacia Rajagargantaz. Ambos orkoz eran enormes, quizás Bluddflagg fuera más grande por unos cuantos centímetros, pero los dos eran muros de carne hipermusculada, brazos del grosor de barril de amasec, hombros del ancho de mesas y cuellos como troncos. Chocaron como camiones aferrándose de los brazos, se sujetaron fuertemente, se empujaron con fiereza, uno cedía por un momento para luego recuperar el espacio perdido, se zarandearon violentamente como dos ambull luchando por hembras. Levantaron las cabezas en alto como carneros antes de chocarse, sus cráneos impactaron estrepitosamente, el sonido fue brutal un martillo golpeando un yunque; un segundo cabezazo estremeció la estancia, sangraron de sus frentes; un tercer impacto hizo salpicar sangre por todo el suelo, se embarraron el pecho con el líquido carmesí, se tambalearon, se sujetaron con más fuerza rasgándose la piel de los brazos con sus garras; un cuarto choque de las testas hizo saltar un par de piñoz de ambas bestias. Rajagargantaz liberó su agarre, se quedó de pie con la mirada perdida, sacudía la cabeza irregularmente buscando equilibrarse. Bluddflagg casi tan mareado como su oponente se las arregló para tomarlo de los hombros y asestarle un quinto cabezazo que lo derribo, Rajagargantaz cayó como una media res de grox. Bluddflagg recogió los piñoz del suelo y se los aventó al cuerpo inconsciente de su contrincante.

―Tómalo komo el pago de la primera kuota.

Bluddflagg se limpió la sangre del rostro y mientras recuperaba el aliento dijo ― ¡Spookums, ve por mi maldito zombrero! ¡WAAAAAAGGH!

Bluddflagg se limpió la sangre del rostro y mientras recuperaba el aliento dijo ― ¡Spookums, ve por mi maldito zombrero! ¡WAAAAAAGGH!

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2023 ⏰

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¡ALLÁ VAMOZ!: LAZ TRIPIANTEZ AVENTURAZ DEL KAPITAN BLUDDFLAGGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora