|PROBLEMAS|

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Comenzaba a pensar que debía de empezar a acostumbrarme a eso. Pero no podía. Hacía semanas pensar en Izuku de una forma indebida me hacía sentir culpable, y en ese momento era él quien estaba tomando la iniciativa. Quien estaba guiando a nuestros cuerpos para que se volvieran a encontrar.

Frotó con suavidad su mano sobre mi pantalón. Con cada movimiento que hacía mi virilidad despertara. Mordí el interior de mi mejilla, permitiendo que todas las corrientes eléctricas que Izuku me provocaba, viajaran por mi cuerpo.

Mi mano que sujetaba su cadera de pronto fue cubierta por la suya. Comenzó a guiarme hasta el centro de sus piernas. Antes de llegar a esa zona, me detuve.

—Midoriya, calma...

—¿Esto te molesta? —preguntó, con un matiz de timidez.

No lo hacía, pero no había forma en que le pudiera explicar que él me hacía desear más de lo que podía tener. Más de lo que me permitía pedir.

Era consciente que toda la situación se estaba dando por un efecto secundario de mis feromonas. Por mucho que fuera indiferente a las diferencias entre alfas y omegas, no podía ignorar el hecho de que existían y de que Izuku era precisamente un omega, y yo un alfa, y las interacciones de feromonas entre ambas castas siempre despertaba el instinto sexual si no era por un motivo de sometimiento. A pesar de eso, seguir ese instinto siempre dependía de nosotros, por eso estaba seguro con Midoriya, pero no podía evitar sentir que algo faltaba. Quería mucho más que un simple placer físico.

—No —me limité a decir.

—Todoroki, déjate llevar. Confía en mí, ¿si?

No había manera en que no confiara en él. Yo quería más, pero no sabía si pedir más sería lo correcto, por eso dejaría que él nos guiara hasta donde quisiera.

Asentí con la cabeza, en confirmación y Midoriya comenzó a deshacerse del cinturón de mi pantalón. Durante ese proceso, acaricié una vez más, la curva de su cadera, sujetándolo de ahí. Él lo sintió, y antes de proseguir con mi propio cinturón, guió mis manos para que removiera el suyo, después, aún con su palma sobre la mía, guió mi mano al interior de su ropa. Mis dedos hicieron contacto directo con la piel de su pelvis. Era suave, firme, y se contraía con el sutil deslizamiento de mis dedos.

—Sabes... sabes qué hacer —titubeó.

Mi presión arterial subió hasta mi garganta al escucharlo, y mi corazón amenazó con salir de mi pecho al sentir los dedos de Izuku filtrarse en mis pantalones, y exponerme. Él mantuvo la mirada fija en mi erección y en su expresión podía leer una emoción indescifrable.

—Supongo que después de todo eres un alfa... —murmuró.

Se pegó más a mí y escondió su rostro en mi hombro, seguramente por la vergüenza. En cuanto sentí sus dedos envolverme con torpeza, hice lo mismo que él. Lo acaricié en contacto directo por debajo de sus prendas. Se estremeció, pero no se movió de su lugar.

En cuanto lo liberé a él, comenzó a acariciarme, con movimientos lentos de arriba a abajo. Un suspiro salió de mí y levanté más la cabeza dejando que mi sensibilidad me permitiera sentir todo. Cada roce, cada movimiento y cada estímulo que Izuku me proporcionaba.

No me quedé atrás. Quería hacerlo sentir igual de bien. Ya había probado lo que era darle placer, y era algo que quería volver a ver. Quería sentir de nuevo como se estremecía frente a mí y como se mordía su labio inferior para evitar que sonidos impropios salieran de ella. Primero acaricié la punta, y después me deslicé hacia abajo. Lo comencé a frotar, como ya había conocido que le gustaba.

—Continúa... por favor.

Su tono suplicante hizo que la llama que ardía dentro de mí se encendiera más. Continúe, y cada suspiro y jadeo que salía de él, era un deleite para mis oídos.

Abrázame | TodoDeku (EDITANDO)Where stories live. Discover now