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Primera vez de todo

Los días en Bai Zhan no son tan duros como creyó (ignorando que ha sido sometido a cosas más crueles) el entrenamiento físico, junto a la escritura y lectura son algo que hacen parte de su día a día. Ayudar a An Ding con algunos materiales cómo lo son la mayoría de puertas que los gorilas de Bai Zhan rompen

Entre las clases de la madrugada. Algunos nuevos discípulos preguntaron cosas esenciales. Shen Yuan no preguntó nada, pero presto total atención. ¿Cuándo tienen tiempo libre? ¿Qué tareas tendrán? ¿Cómo entrenaran? ¿Se puede holgazanear? ¿Cuándo se puede salir de la montaña?

— No se te permite salir de la montaña sin el permiso del discípulo principal.— Shen Yuan dirige sus ojos hacia su Shijie, quien explica con simpleza.— Pero, dado que Bai Zhan no tiene discípulo principal, tendrán que esperar a que Shizun regrese para poder preguntarle.

Ladea la cabeza ¿Bai Zhan no tiene discípulo principal?

Shen Yuan levanta levemente la mano, siendo el más pequeño, su puesto es literalmente frente a su Shijie, quien lo observa rápidamente, dándole la palabra.— ¿Por qué Bai Zhan no tiene discípulo principal?— Su voz infantil casi hace arrullar a las mujeres del aula.

Ling Mei carraspea.— Es una tradición en Bai Zhan que quien logre vencer a Shizun sin que este le enseñe nada, tenga el título de primer discípulo. Hasta ahora nadie lo ha vencido, así que Shizun no tiene discípulo principal por hora.

Asiente en agradecimiento, volviendo su mirada a la ventana que tiene que a la izquierda. Las preguntas se terminaron y los dejaron salir para recorrer el Pico o continuar entrenando. Según su horario, Shen Yuan tiene un hueco de tiempo libre que va a aprovechar al máximo. Mientras camina, ve como Liu Qingge se pasea por los campos de entrenamiento, al divisarlo, con pasos rápidos va hacia él y lo saluda.

—Shizun.— Hace una reverencia.

Liu Qingge lo examina de arriba abajo, Shen Yuan reconoce la mirada de desconfianza, y puede decir que de asco y hostilidad hacia él.— Shen Yuan ¿Verdad? ¿Qué quieres?

La mirada no lo lastima ni lo hace sentir mal, le han dirigido peores miradas,— Este discípulo pide permiso a Shizun para salir del Pico.

Liu Qingge frunce el ceño agraviado, Shen Yuan se siente confuso ante el gesto, cómo si lo hubiera insultado en mil idiomas. Liu Qingge cruza sus brazos sobre su pecho, observándolo desde la altura que deja la diferencia de un niño de siete años y un adulto promedio.— ¿Y qué haría un mocoso de siete años fuera del Pico?

Shen Yuan responde.— La biblioteca.

La expresión de Liu Qingge flaquea en desconcierto, descruzando sus brazos y mirándolo incrédulo.— ¿Qué?

— La biblioteca.— Repite.— Me gustaría sacarle provecho a Cang Qiong...Específicamente en la biblioteca de Qing Jing.

Liu Qingge resopla y da media vuelta.— Puedes salir del Pico cuando quieras, lo que no puedes hacer es salir de la Montaña sin permiso.

Shen Yuan mira detenidamente a su Shizun alejarse y lo imita, solo que en la dirección opuesta. Camina hasta el Puente Arcoíris, saludando con pequeñas inclinaciones a los discípulos que pasan por su lado.

Sus ojos se dirigen al filo del puente, mirando el abismo con un satisfactorio vértigo. ¿Así se sentirá volar en espalda? ¿Qué pasa si cae desde aquí? ¿Morirá?

Detiene sus pasos y se inclina más, sintiendo el fuerte viento del vacío que pasa debajo del puente, con su corazón latiendo ante el la sensación en su estómago.