Capitulo 3- Valentía.

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Al salir del salón, Takemichi se quedó pasmada al ver a varios alumnos de tercero en el suelo quejándose de dolor. Draken le explicó como quien comenta algo sobre el clima, que fue él quien se encargó de ellos porque lo habían hecho enojar. Emma solo suspiró mostrando un rostro sonrosado y una sonrisa bobalicona, pensando que aquello a Draken lo hacía ver muy varonil. Mikey por su parte, de forma casual e inocente, se acercó a los grandes ventanales del edificio para observar el paisaje de afuera, y aquello a Takemichi le pareció de lo más bizarro.

—Formen una fila aquí, debiluchos. Y pónganse boca abajo— habló en tono imperativo el más alto— Y no estén tan separados, luego no se estén quejando. — Continuó Draken con prepotencia. Los chicos de tercero obedecieron de inmediato. Asustados por lo que pudiese pasarles, algunos temblaban en su lugar, esperando cualquier cosa, golpes, patadas. Lo que fuese. Pero el concierto de quejas y dolores, comenzó cuando el comandante y el vice comandante de la Tokyo Manji continuaron su sádico juego al caminar por encima de las espaldas de aquellos chicos, que ya, de por sí, estaban malheridos. Takemichi abrió los ojos de par en par al ver aquello, quedando parada en su lugar, pero enseguida sintió la mano de su amiga Emma agarrando la suya, quien la incitaba a caminar junto a Mikey y Draken para seguirles el paso, esquivando a los chicos que se hallaban de bruces en el frío suelo de aquel pasillo.

— Los de Udagawa quieren apoderarse de Shinse — informó Draken a Mikey, mientras ambos saltaban sobre la espalda de los alumnos de tercero, como si estos fuesen rocas flotantes en un riachuelo.

— Perfecto, hay que darles una paliza— respondió Mikey de lo más alegre, ignorando por completo las quejas de quienes eran pisoteados.

— ¿Siempre son así? — le preguntó Takemichi a Emma en un murmullo, mostrando gran preocupación por aquellos muchachos de tercero.

Takemichi, en ocasiones, podía ser como su amiga Chifuyu, en el sentido que cuando algo le parecía injusto, se lanzaba a defender a los débiles, sin embargo, pese a sus buenas intenciones, siempre salía perdiendo. Y es que ella podía ser una persona muy empática, y por eso buscaba ser justa y defensora. Pero en ocasiones como la que estaba viviendo en esos momentos. Simplemente, no se atrevía hacer nada por mucho sufrimiento que aquellos chicos estuviesen sintiendo.

Se consideraba así misma una cobarde y patética, también una llorona. Pero es que, no podía evitarlo, ella era así. Cualquier cosa podía afectarle emocionalmente hasta hacerla llorar. Y de verdad deseaba decirles a esos dos bravucones que dejaran de pisotear a esos chicos, pero no se atrevía, le tenía miedo, pese a que ambos fuesen muy amables con ella. Por lo demás, no quería meterse en problemas con Emma, al ser esta hermana de Mikey, y por lo visto, según Takemichi ella sentía algo por Draken, y no hizo falta que ella se lo dijera. Lo podía ver en la forma en que lo miraba.

— Sí, lo son — respondió Emma — pero en el fondo también son buenas personas, no les temas, Michi. En casa, Mikey muestra su verdadero ser.

Ante esas palabras, Takemichi posó sus azules ojos en el rostro de Mikey, quien, justo en ese momento, le estaba devolviendo la mirada con una sonrisa juguetona, como si supiera que las chicas estaban hablando de él en secreto. Aquello hizo sonrojar a Takemichi, obligándose así misma a desviar la mirada rápidamente, pretendiendo de ese modo que en realidad no lo estaba mirando.

Se preguntó por qué ese chico se le acercó de esa forma, y por qué rayos se ponía tan nerviosa al estar junto a él si apenas lo conocía.

— ¿Y has estado bien? — Preguntó Draken una vez que terminaron de atormentar a los pobres chicos de tercero.

— Su... supongo — respondió Takemichi dedicándole una sonrisa nerviosa, pues el vicecomandante tuvo el atrevimiento de abrazar a la chica como si fuesen viejos amigos.

Camino de Bambú (LIBRO 2)Where stories live. Discover now