Capítulo 8- La testigo.

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Takemichi se encontraba en el salón. Aún no comenzaban las clases, lo que le fastidiaba un poco, al ser la primera en llegar, se sentía aburrida y estaba sola. Pero, por sobre todo muy asustada, ¿Cómo se supone que llevaría de vuelta a Baji a la ToMan antes de la gran pelea contra Valhalla? Le temblaba las piernas, de tan solo pensar en que ella sola debía hablar con uno de los miembros más temibles de la pandilla. Era casi una misión imposible para ella. En primer lugar, Michi tenía miedo de acercarse a ese chico. En especial, por su temperamento tan frio y en muchas ocasiones violento. Y más cuando traicionó a sus propios amigos, para unirse a Valhalla, una banda aún más peligrosa y con más miembros que la Tokyo Manji. No estaba segura como lograría acercarse a él y hablarle para convencerlo de que volviera a la ToMan.

Mientras estaba sumida en aquellos pensamientos, ella se hallaba sentada en su pupitre, observando una foto qué se encontró tirada en el suelo en los terrenos del templo Musashi la noche de la última reunión cuándo Mikey le pidió aquel caprichoso favor. Dicha foto se encontraba dentro de un amuleto de la buena suerte doblada en varias partes. En ella se retrataba a un grupo de chicos de unos doce a trece años posando para la cámara alegremente sobre un paso peatonal y una bandera negra con el símbolo manji.

Esos chicos, eran los fundadores de la ToMan; Mikey, Draken, Mitsuya, Baji, Pa-chin y un chico al que no supo reconocer. Lo que significaba, qué Mikey en cierto modo le había mentido a Takemichi al afirmar que los fundadores solo habían sido ellos cinco, omitiendo a un sexto fundador.

Se preguntó por qué su novio había mentido sobre ese detalle al contarle sobre la fundación de la ToMan, y entonces recordó de pronto, que hace unos años Emma le comentó, que Baji y un chico cuyo nombre no mencionó, habían sido responsable de la discapacidad de Shinichiro, la noche que intentaron robar una motocicleta de su tienda.

La puerta del aula se abrió de pronto, por lo que rápidamente Takemichi volvió a guardar la fotografía dentro del amuleto, y lo metió en su bolso.


—Takemichi, adivina qué! — dijo Chifuyu con alegría.

— ¿Qué cosa? — preguntó Takemichi con interés, porque era la primera vez en días, o quizás meses, que no veía a Chifuyu tan alegre.

— Baji-san — respondió su amiga con una gran sonrisa — me invitó a salir... me propuso que escapáramos de la escuela al medio día y me llevará a un lugar especial

— Oh—expreso Takemichi sin poder evitar su preocupación.

—¿Oh? —repitió Chifuyu con curiosidad—¿Es que acaso no te alegras por mí? Por fin tenemos un avance... es decir, él nunca me había pedido salir a un lugar "especial." Las únicas veces que hemos salido, es en grupo... o hemos ido juntos al refugio de animales, pero eso no cuenta, porque es algo habitual en nosotros, es nuestra tradición de amistad. — hizo una pausa, y en seguida soltó un suspiro. — Esta vez es distinto, lo siento aquí en mi corazón — finalizó llevándose una mano a su pecho.

Por un instante, a Takemichi le preocupaba que Chifuyu estuviese siendo poco realista, incluso llegó a creer que estaba siendo mal influenciada por el tipo de lectura que su amiga solía consumir frecuentemente.

—Claro que me alegro por ti, Chifuyu. El problema es qué es Baji de quién estamos hablando... deberías dejar de leer tantos mangas shojos

—¿Y eso qué? —cuestionó con desanimo la rubia de ojos verdes, mientras soltaba un suspiro.


— Lo sé. Pero yo aún confío en él. — Respondió Chifuyu, — lo conozco él no me haría daño. Solo hablaremos un poco nada más... en el fondo, albergo la esperanza, de qué esta vez el por fin se me declare

Camino de Bambú (LIBRO 2)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin