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  Tome una galleta que estaba sobre la mesa, tome mi mochila y salí corriendo de mi casa se me había hecho tarde para ir a la escuela, lo bueno que mi mamá no estaba así que no tendría regaño de parte de ella.

Había pasado ya un mes desde que llegué a Holmes Chapel, para mi suerte los vecinos fueron muy amables con nosotras, y eso hacía que mi vida no fuera tan mala después de todo.

Corría por la banqueta de las calles, saludaba rápido a cada vecino que se cruzara, no se como pero mis piernas no me fallaron para nada.

Mis piernas me dolian por el gran esfuerzo que me encontraba haciendo al correr a toda velocidad por los pasillos del instituto. Estaba a metros de mi salón por desgracia llegué viente minutos tarde a la clase de lógica, que importaría el profesor James, el mismo que me había sentenciado si llegaba tarde asu clase estaría reprobada.

Me sostuve de la orilla de la puerta de madera, con la respiración agitada toque la puerta estaba nerviosa, el profesor ya había entrado, solo quería pasar asu clase solo eso, no quería reprobar con el.

El abrió la puerta con seño fruncido.

Solo le sonreí tímida, estaba esperando su regalo y la vergüenza que iba a pasar ahora mismo.

―Harrison―pronuncio firme con los brazos cruzados.―Así que, dígame señorita ahora que se debe su tardanza.

Estaba pensando que decirle, solo pude morder mi labio inferior.

―Me quedé dormida―confesé.

Estaba rezando en mi mente, solo esperaba que dijera, bien es la última vez que pasa, entra a clase.

Pero no.

―Bien―sonrio con sorna―Por qué estas reprobado en mi materia, así que puede tomarse esta clase libre― cerro la puerta en mi cara.

No alcance a racionar o decir algo, solo cerro la puerta, me quedé ahí parada como mensa sin saber que paso, solo pestañe dos veces y camine por el pasillo sin mirar atrás.

Puse mis manos por mi rostro para luego soltar un suspiro, no había nadie todos estaban en clase.

Así que salí a las gradas para estar sola, hasta que terminará la clase clase entrar a la siguiente.

Lógica no era la mejor clase para mi, dios quien estudia lógica es tan aburrido, jamás  fue mi materia favorita para empezar. La lógica que hacía para mí.

Mientras juzgaba la materia, ya estaba afuera de la escuela donde estaban las gradas de color azul y plateado.

Mientras caminaba para las gradas con la cabeza cabizbajo, mi mochila la venía arrastrando.

Alce mi mirada hacia las gradas, donde pude ver una silueta de un sujeto, ladeó mi cabeza para ver quien era, casi no conocía a todos los estudiantes de acá pero mi curiosidad era más grande que otra cosa.

Mientras le ponía toda mi atención aquella persona, no me di cuenta que mi mochila se había enredado en mis piernas haciendo que callera de cara hacia el suelo, más bien en la tierra.

―¡Mierda!―me quedé.

Para luego levantarme y quedar en rodillas para sacudirme mi camisa y mis manos, mi celular había caído más adelante de mi.

Escuche pasos que venían hacia mí, no quise levantar la mirada solo pude ver un par de ojos azules y cabello negro.

Se agacho hacia mí el estaba a unos centímetros de mi celular, pensé que me lo iba a dar pero no.

Y entonces decidí hablar.

―No tienes que hacerlo...―

Alce mi mirada de nuevo a donde estaba el, pero el solo se amarro sus agujetas de sus tenis blancos, y ahí quedé con payasa, la poca dignidad que tenía se fue con aquel extraño.

Keep-DrivingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora