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Siempre he dicho que hablar con alguien y más con un chico que solo se reí de ti y que ni te ayuda a levantarse, era mejor dejarlo aún lado y así hice deje aún lado a Adam quien por destino o algo así siempre me lo topaba en los pasillos, en l cafetería o en las gradas donde iba a leer allá.

Pero todo eso cambió cuando lo deje de ver, no estaba en la gradas, ni la cafetería ni en los pasillos nada, el no estaba pero ami que me importaba, solo le hable una vez no metenia que importar cierto.

Mientras caminaba hacia la gradas donde no había nadie, mi clase terminó temprano más temprano de lo que tenía que terminar, así que decidí salir a la gradas.

Donde tomaría un poco de aire fresco y leería, mientras nadie me moleste y quien me iba a molestar si ni amigos tenia, así que eso me tranquilizaba un poco.

Subí las tres gradas deje mi mochila aun lado, para luego sacar mi libro, aquel libro de romance adolescente no me juzgen aún que me usarán siempre creiria en el amor juvenil, pero no lo tendría.

―Harrison―pronuncio con una voz firme como si me quisera intimidar.

Alce mi mirada y ahí lo vi. Adam parado con los sus manos metidas en sus bolsillos de su chamarra de cuero negra.

Cerré mis ojos para luego soltar un suspiro y cerrar mi libro, escuche sus pasos acercándose hasta mi.

―¿No tienes clases?

―No

―Bien, quieres irte de aquí―dijo. Hundí mis cejas y lo mire.

―¿Como?―pregunte.

―Si, vamos es viernes, dime que tienes que hacer hoy―tomó mi mochila.

Cierto no tenía consulta con la doctora, y lo viernes mi mamá trabaja más y yo siempre me quedaba encerrada en mi casa, mirando películas de amor eso era patético de mi parte.

Mi silencio dio la respuesta así que me puse de pie y camine hasta el, para bajar la gradas y luego salir de la escuela.

Mientras salíamos de la escuela nadie decía nada, solo se podían escuchar los pasos, ni el decía algo ni yo decía algo simplemente había silencio.

―Me puedes dar mi mochila―dije y el solo soltó mi mochila cayendo al suelo.

Me detuve lo mire enojada, solo la levante, la limpie un poco.

―Gracias―murmure entre dientes.

―De nada―sonrio.

Bueno Adam tenía un carácter bastante fuerte, tenia mucho sarcastamo, y no tenia amigos.

―A donde vamos―pregunte mientras nos adentrabamos a un pequeño bosque.

No respondió solo seguimos caminando, mis pies ya se estaban candado, había caminando ya mucho y el no me decía nada, solo me daba la espalda, me hacía la ley de hielo.

Iba con mis brazos cruzados así que me detuve  me senté en una roca grande que estaba en es lugar. El se dio cuenta y me miró.

―¿Que haces camina?―me lo dijo creo que fue una orden.

―No

―¿No?, uh.

―No se donde vamos, ya camine mucho desde la escuela hasta acá y tu no me dices nada solo me haces caminar―me queje para luego cruzar más mis brazos.

―Haces muchas preguntas―se quejo para luego hechar su cabeza para atrás.

―Pues lo siento―dije.

―Solo camina ya casi llegamos―camino hasta mi, me tomó del brazo para jalarme.

Con enojó camine asu lado de nuevo, subimos una montaña de pura piedra, ya hacía frío pero el sol estaba asu punto.

Mientras subimos más y más, pude ver una salida.

Así que sin dejar de caminar, llegamos hasta esa salida, donde había pasto y el rayo de luz iluminaba.

―Aquí es―me soltó del brazo.

―Es lindo―dije mirándolo

―Lo se―sonrio.

Nos sentamos en el suelo sin decir nada, tenía abrazando mi mochila mientras veía hacia enfrente que tenia el otro lado del bosque, abajo estaba el mar o un lago no se como decirlo.

Gire aver Adam el sol iluminaba sus lindos ojos azules, su piel de porcelana y su cabello negro.

El giro averme una sonrisa de lado se hizo presente en su rostro de el.

Keep-DrivingWo Geschichten leben. Entdecke jetzt