Extra 1

40 2 2
                                    

Silencio era lo que podía escuchar mientras Adam me decía algo.

—Estas escuchándome?—pregunta ante mi evidente distracción

—Si...

—Aún sigo analizando el porqué, hiciste eso, el porqué te seguiste rebajando por un hombre que nunca te amo.

Eso dolió demasiado, mi corazón empezó a latir muy rápido, mis manos temblaban un nudo en la garganta se formó.

—Ni yo lo sé.

—Amar, no es rebajarte por ningún hombre, no es perdonarlo por todo, no es justificarlo por decirte algo tan cruel.

Lo miro, mis ojos estaban cristalinos.

—Lo siento...—mi voz salió rota.

Adam se acercó hasta mi, se puso de cuclillas tomó mis manos, cuales estaban temblando.

—Te disculpas por todo, lo sabias.

Asiento con un poco de vergüenza.

—Siempre he pensado que todo es mi culpa, que cada acción que hacía era mi culpa.

El negó.

—Así no son las cosas.

—Aveces yo, pensaba que si me dejara tratar con un perrito que obedecía todo lo que él decía, me iba amar me iba hacer caso, pero no fue así, él siguió con esas actitudes hasta dañarme profundamente.

—Oye, bonita.

Mis lágrimas bajaron.

—¿Porque cuando amas tanto un hombre te tienes que rebajarte como mujer?—pregunto con lágrimas en los ojos.

—Soy poca cosa para el, y entiendo no soy woa sabes, pero tengo corazón, tengo sentimientos y él no ve eso, cree que puede tratarme de una manera tan desagradable. El problema siempre seré yo.

Adam me abrazo al instante cuando deje de hablar, sus brazo fue tan sincero, cálidos, lo abracé, cerrando los ojos y soltar un sollozo.

Había amado tanto alguien que deje de amarme a mi misma.

Keep-DrivingWhere stories live. Discover now