Monotony; Jungkook

Treize

Cuando las mariposas mueren acaba todo pero ¿Qué pasa si siguen vivas? ¿Si después de tanto aún siguen ahí? Le siguen respirando hasta el cansancio, aumentando la pequeña taquicardia que ocasiona verlo tan bien y demasiado pulcro para cualquiera. Estaban a días de la boda de su mejor amiga y ella decidió llegar antes para volver a recorrer las bellas calles del lugar que fue su hogar por demasiado tiempo, los meses se pasaron relativamente volando y cuando se dio cuenta ya estaba tomando un tren para llegar a la gran ciudad, no iba a mentir se sentía preparada, incluso con la mente abierta a las mil situaciones que pudieran plantarse pero jamás a la que veía justo ahora.

Si mirabas con cuidado podías notar cualquier detalle de su perfil, ese que siempre le encanto. Sabía que Jungkook no había cambiado tanto en los más de dos años que llevaban separados pero claro que seguía viéndose increíble hasta posiblemente más guapo. Se le podía notar tranquilo, sonriente y con una aura de paz tan atrayente que de verdad te hacía sentirla como tuya, miraba sin razón alguna la pequeña fuente frente a él con los pájaros tomando agua tranquilamente mientras estaba sentado con las manos en el bolsillo de su sudadera. Tan adolescente, tan como lo conoció, tan suyo pero con la lejanía palpable en medio y tenía miedo de que pudiera sentirla y voltear hacia donde ella se encontraba.

Ni siquiera sabía si iba a reconocerla con ese pelo rubio que él tantas veces intentó que lo probara porque le decía que le quedaría Perfecto y no mentía por él quiso cambiarlo. Jieun la mando a ese parque a distraerse y ahora entendía porque lo hizo, quería que lo viera antes de la boda para que estuviera lista y eso estaba bien el problema era que las lágrimas no podían hacerse esperar porque muy en el fondo siempre imagino este escenario. No correría, esta vez no lo haría, se tomaría el tiempo de descubrir si algo nuevo apareció en él o si Boston lo modificó como robot. Más en calma y sin miedo se acercó hasta sentarse al otro extremo de la banca soltando un suspiro sin querer llamar tanto su atención pero fue una lástima porque no lo logró.

Jungkook no pudo evitar mirarla, se sentía como si la fantasía de que estuviera ahí fuera casi nula y estuviera por esfumarse, no sabía que decir ni de que hablar pero entendía que había mucho que no cerraron aquel día en donde todo terminó. No iba a negarlo toda la lejanía le sentó muy bien, Chaewon se veía radiante, más feliz y su brillo se podía notar lo que lo hacía feliz, demasiado. Le regalo una pequeña sonrisa la cual fue regresada sin tanto cuestionamiento mientras el silencio crecía pero no era incómodo o por lo menos no tanto como si esto hubiera pasado unos meses después. La rubia miró al frente como él lo hacía perdiendo su mirada en la fuente dejando escapar una pequeña risa de nervios y supo entonces que corto con la poca tensión que había en medio.

—No mentía cuando dije que el rubio té quedaba Perfecto

Después de un lapso Jungkook por fin habló y soltó lo primero que pensó en cuanto la vio, realmente el rubio le asentaba y le hacía resaltar su mirada.

—Creo que pude tomar en cuenta tu sugerencia

El silencio volvió a aparecer, definitivamente esto no estaba siendo para nada fácil, era demasiado el lapso de un momento a otro que nada era tan sencillo como antes. La monotonía envuelta en su rutina de hace más de dos años se esfumó porque ahora cada uno tiene su propia monotonía en la rutina que siguen estando separados aunque ninguno de los dos iba a negar que extrañaban un poco la compañía del otro en las mañanas mientras Chaewon tomaba su café y Jungkook la veía sonreír porque sabía que aquello la ponía feliz. Soltando un suspiro por parte de ambos se miraron a los ojos y era inevitable no llenar sus ojos de lágrimas porque amaban sus nuevas versiones y a su vez también a las anteriores, les habían dejado una gran lección.

—No voy a mentirte, no sé qué decir —sonrió un poco Jeon— Y tampoco se que tan tarde es para pedirte disculpas y cerrar todos aquellos círculos que dejamos por la mitad