CADENAS DE PLACER. [#1]

CAPÍTULO 28

Viernes 23 de abril

California Beverly Hills.

Shara.

El cuarto pitido hizo que lanzara el teléfono a la cama, era la sexta vez que llamaba a alexander para felicitarlo, también habían redactado un correo el cual fue totalmente ignorado.

Estoy pisoteando mi orgullo y dignidad por el, que estúpida.

Me paseo en la habitación devorando mis uñas con desespero, ¿Que estará haciendo? Ayer hablamos y todo se escuchaba bien, o eso parecía.

Salí de mi habitación, cruzando por el largo pasillo que daba a las escaleras, pero me detuve cuando note que la puerta de la oficina de mi padre se encontraba entre abierta. Lo veía como una oportunidad, nunca antes había entrado.

Veo a todos lados asegurándome de que no haya  nadie, tomo la manija empujándola para que se habrá más, una vez adentro la cierro colocando seguro. Mi vista se paseó por el lugar, era enorme las paredes estaban pintadas de un color café, y los muebles tenían el mismo aspecto.

El escritorio estaba muy bien organizado, solo tenía unos papeles en la esquina apilados, una de las paredes estaba lleno de marcos de fotos pero había uno que sobresaltaba, era mucho más grande que los demás, se trataba de una foto familiar en la que estábamos mis padres, mis hermanos y yo cuando eramos mas pequeños. Pero había  alguien más, un niño, se veía de la edad de Sharif este me sostenía en brazos mientras me miraba con admiración.

Me acerqué más para poder detallarlo mejor, tenía facciones idénticas a la de nosotros, pero ¿Quién era?, dudo que sea alguno de mis primos los conozco a todos y se como eran de pequeños.

Mis dedos viajaron al rostro de aquel desconocido, la curiosidad y las ganas de saber quien era comenzaron a hacer estragos en mi.

Me aleje de aquel cuadro para detallar los otros, en todos aparecía el mismo niño, tome uno en donde el aparecía levantándome por los aires con una gran sonrisa en su rostro, saqué la foto del marco y la observe por un largo tiempo, sentada en el escritorio de mi padre.

—¿Quien eres?—Susurré intentando reconocerlo, pero era en vano