ESPECIAL

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10 años después de la boda.

–No.–repitió por última vez.–Creo que lo he repetido mil veces por lo que va de la mañana.–se queja mientras seca su cabello húmedo tras salir del cuarto de lavado.

Jungkook camina sigilosamente hacia su esposa aprovechando la distracción de la misma, atrapa su delgada cintura para aferrar su espalda contra su torso desnudo. Lisa suelta un pequeño quejido por el susto que le provocó la acción descuidada de su esposo. Pero antes de que intentará escapar de los fornidos brazos alrededor de su cuerpo, fue atacada por una ola de besos delicados en la parte expuesta de su cuello. 

–Kook...–susurró entre suspiros por la exactitud de sus movimientos.–Debemos...–fue interrumpida por un giro sobre su eje.– ¡Dios mio!–dijo sorprendida intentando mantener atada la bata que cubría su desnudez.

Ahora se encontraba frente a frente el uno del otro. Jungkook sonrió divertido antes de atacar nuevamente sus labios.

–Sé que quieres quedarte conmigo un día más...–habló entre besos.– ¿Porque lo haces tan difícil?– se queja como niño pequeño.

–Por los niños. Ayer prometiste que solo sería un dia, ahora quieres otro más.–le recordó.– Rosie va a matarme si continuo aplazando nuestro regreso.–repitió en una queja que sonaba poco firme. Jungkook se detuvó para mirarla a los ojos.

–Es nuestro décimo aniversario de bodas.–habló el muchacho comenzando un nuevo recorrido por el delicado y suave cuello de su esposa.

–Kook...–siseó, pero no lo apartaba de aquella zona que tanto placer estaba despertando en ella.

–Es la primera vez que estamos tanto tiempo solos desde que Luna nació.–se quejó.

–No te quejes cuando fuiste tú quien estaba obsesionado con la idea de tener otro después de León.–reclamó ella. Jungkook sonrió.

–Es que necesitaba que tu belleza se plasmara en una pequeña miniatura.–sonrió atrapando sus mejillas.–Prometo que mañana a la mañana vamos.–juró antes de retomar su entretenida seguidilla de provocativos besos. 

Lisa soltó un suspiró. No pudo evitar cerrar los ojos, después de todo él había ganado nuevamente. 

–Te amo.–dijo antes de cargarla entre sus brazos para posar el delicado cuerpo de su  amada esposa sobre las sábanas de seda que fueron testigo de sus eternas horas de amor.

Lisa sonrió feliz sintiendo en su interior como revoloteaban mariposas por esas palabras, aún tras más de diez años juntos, todavía la hacía sentir como una adolescente.

–Te amo.–correspondió. Él sonrió dichoso de escuchar esas palabras cada mañana desde hace más de diez años. 

Lisa no dudo ni por un segundo en deshacerse del nudo en su bata lentamente casi como una tortura deliciosa para su guapo esposo. Para ella no existía un hombre más guapo que su ahora marido. Aún cuando su abdomen ya no era ese mismo de acero que supo espiar desde las gradas en sus prácticas –ahora se veía más rellenito– pero para Lisa continuaba siendo malditamente atractivo, sus leves canas lo hacían ver más deseoso, sus rasgos acentuados lo volvían un hombre completamente seductor. Con el pasar de los años lo veía más perfecto que aquel primer dia en la fiesta de Boston, donde mentiría si no aceptara que cayó flechada por su apariencia.

Por su parte, Jungkook no podía apartar la mirada de los atrevidos movimientos de su esposa. Ya no quedaban rastros de la niña tímida que se había entregado a él por primera vez en aquella habitación en casa del padre de Jimin. Ella se había convertido en una hermosa mujer seductora, segura y decidida en cada movimiento, en cada aspecto de la vida. Incluso para él, después de sus dos niños, ella se había vuelto más hermosa. Sus curvas habían tomado más volumen, y su vientre –entonces plano– ahora tenía una leve curva que él consideraba su atributo más sexy, –aunque su esposa renegaba de esa protuberancia– Jungkook amaba todo de ella y por más que el tiempo pasará sabía que no podría cansarse jamás de explorar sus sabores, de recorrer cada rincón de su cuerpo, de escuchar sus gemidos desesperados por más, solo de él. Se sentía afortunado de tenerla.

Nevermind ✅Where stories live. Discover now