4

45 9 0
                                    


Antecedentes 

—SÍ —respondió rotundamente Reki. —No volveré a subirme a una tabla nuca.

Fuera del aula Langa contenía la respiración mientras escuchaba la conversación, para luego casi sentir que el alma abandonaba su cuerpo. Esto no podía estar pasando se dijo saliendo de ahí a todo correr para informar de lo sucedido a sus amigos.

Corrió directamente hacía Sia la Luce mientras a toda prisa texteaba un mensaje para el chat grupal. Esperaba que todos estuvieran ahí cuando llegara.

Masae había hablado con ellos solo dos días después del alta de Reki. Les conto sobre sus ataques de pánico, sobre el desprecio que pareció demostrar a su faceta de skateboarding. Un dato que Cherry, Joe y Shadow pensaron sería pasajero. Miya sólo escuchaba atentamente a la madre de Reki esperando su turno para hablar. Cuando lo hizo fue para preguntar cuándo podrían acercarse de nuevo a él.

Masae había bajado la cabeza negando. Reki no los recordaba y decirle que ellos eran amigos debido al skate no parecía el mejor camino, cuanto menos porque el medico había recomendado no forzar los recuerdos.

—Si se lo encuentran casualmente y los reconoce, no habrá problema —dijo ella. —Pero les pidió por favor que no lo presionen.

Todos estuvieron de acuerdo. El que tenía más posibilidades de entablar la primera conexión era Langa, pero desafortunadamente Reki ni siquiera había intentado de hablar con él.

De hecho, si recordaba adecuadamente cuando fue transferido tampoco se hablaron durante su primer día de escuela, solo comenzaron a ser amigos debido a que atrapo la patineta que se le había escapado a Reki. El skate los había unido, pero ahora Reki no deseaba saber nada de eso.

Después de un tiempo ya podía ver el restaurante italiano, y para su suerte, dentro lo esperaban todos, esta no iba a ser una noticia buena ni sencilla de dar. 

—Entonces dejó el skate —no era una pregunta, era una afirmación dolorosa que Shadow pronunció con una fatalidad en la voz que hizo al grupo mirarlo.

—Eso fue lo que dijo —respondió Langa con la cabeza gacha y el cuerpo encorvado en la silla. El restaurante vació les brindaba la privacidad necesaria para hablar sin trabas.

—Pues hazlo recapacitar —exigió Miya a Langa con la voz apenas firme. —Tú eres su mejor amigo, ve y oblígalo a entrar en razón. Dile que el skate es su vida, que es parte de nosotros, que...

—¿Pero y si Reki de verdad no quiere volver a patinar? —cuestionó Kaoru que con brazos cruzados los miraba duramente. —Si mal no recuerdo, unos días antes del accidente Reki se veía muy decaído. De hecho, creo que esa fue la razón por la cual acepto el desafió de Adam.

—Si sabías eso ¿Por qué no lo detuviste Kaoru? —arremetió Joe con la ira ganando terreno.

—Intente hablar con él —se defendió Cherry. —Me dijo que me metiera mis consejos paternales por donde me cupieran y que no necesitaba de nadie. —Kaoru apretó los brazos contra su pecho antes de admitir. —Me molesto lo suficiente para dejarlo ser... nunca me imaginé que correría contra Adam. Cuanto menos que intentaría derribarlo.

—Creo que aquí hay algo que no hemos dicho —medió Joe recorriendo con la mirada a los presentes. —¿Alguien más noto alguna anomalía en Reki?

—Yo lo hice —aceptó Miya encogiéndose de hombros. —Dos días antes del accidente lo vi en el skatepark solo, pensé que estaba esperando a Langa y yo tenía prisa por llegar a casa, así que no me acerque a hablar con él. Pero luego, tal vez un par de horas más tarde, mis padres insistieron en que los acompañara a una cena de negocios. Al pasar de nuevo pude ver que seguía ahí, sentado en uno de los rieles mirando el cielo. No quise mencionarlo porque creo que todos tenemos esos momentos en los que deseamos un poco de paz.

OlvidoWhere stories live. Discover now