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Langa entro al departamento que compartía con su madre azotando la puerta una hora después de aquella desastrosa conversación en la tienda de ramen. En sus ojos se leía la molestia, la ira que sentía por dentro. Y es que a pesar de ser un chico muy sereno no encontraba la forma de apaciguar los celos asesinos que sentía en ese momento.

Reki se la había pasado hablando del maravilloso maestro que era Cherry y su habilidad para el pince, como le había ofrecido una recomendación si es que comenzaba a considerar seriamente convertirse en calígrafo. De Joe y sus deliciosos platillos, a lo que agrego la promesa de invitarlo a probar en otra oportunidad. Pero por sobre todo de su amigo. En realidad, no uso nombres, pero Langa reconocía por las descripciones de quienes hablaba, excepto al gamer. Según Reki formaba parte del mismo clan o grupo de jugadores que su hermana Koyomi. Se reunían a jugar los viernes y sábados por las tardes, pero este experto y casi legendario jugador se había tomado la molestia de saltarse algunos fines de semana para instruir a Reki.

Casi los podía ver.

Reki entusiasmado con el juego tendría toda su atención en la pantalla mientras ese sujeto aprovechaba para acercase a él. Y para rematar Reki suele ser muy físico con los que quiere, con sus hermanas es de abrazos apretados, acaricias en la cabeza, las mejillas o besos en el hombro. Con su madre y abuela las abrazaba constantemente mientras restregaba su mejilla con las de ellas,  y él... bueno él también recibió su buena dotación de abrazos y pellizcos en las mejillas. Y se preguntaba si con este nuevo amigo era así.

Si saltaría a su regazo cada que subiera de nivel o lograra derrotar a un enemigo fuerte.

Todo lo anterior solo le hizo reafirmar lo que ya había decidido. De ahora en adelante Reki no daría un solo paso sin que él estuviera a su lado, justo como fue desde que se conocieron, como debía ser ahora y siempre porque se prometieron el infinito y con o sin memoria iba a obligar a Reki a cumplirlo.

Langa llegó el lunes muy de mañana, iba a esperar a Reki para entrar juntos a clase. Por supuesto considero quedarse en la esquina de siempre, y cuando viera venir a Reki solo lo saludaría como si encontrarse fuera de verdad una casualidad, pero lo descarto porque puede que tomara otro camino, después de todo, tomaban esa ruta por qué las calles eran ideales para sus skates, pero ahora... Langa dejo ir un suspiro, su madre había comenzado a notar su malestar y eso era alarmante porque ella iba a preocuparse.

—Kyan-sempai —llamó la voz de una niña y Langa de inmediato se giró buscando y encotrando a Reki al instante.

—Hana-chan ¿Cómo has estado? —preguntó Reki sonriéndole agradablemente.

—Muy bien, y todo gracias a tus palabras —dijo ella permitiéndose ruborizarse levemente.

—Me da gusto escucharlo —y ambos comenzaron a caminar rumbo a los salones. —¿Tu grupo ya ha decidido que hará para el festival? Es su primer año y deben ser creativos.

Hana asintió sonriendo encantadoramente.

—Vamos a poner un stand de bebidas —expresó ella con orgullo. —Skimos, granizados y otros más, pero para hacerlo interesante cada media hora vamos a organizar concursos.

—Suena divertido.

—Lo será —aseguró ella con fuego en la mirada. Y ambos rieron muy cómodos con la presencia del otro. —¿Y los de su grupo?

—Bueno... —y se rasco la mejilla con el dedo índice. —Un salón de té. Pero no pienses que será aburrido. Una compañera propuso que usáramos yukatas tradiciones para atender, y además nos ofreciéramos como host. Ya sabes, anfitriones, acompañantes...

OlvidoWhere stories live. Discover now