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La vida estaba avanzando lentamente, como una calca del mismo día una y otra vez. No había emoción ni felicidad. Sólo un interminable lienzo monocromático de monotonía que estaba estrangulando en cada respiración a Langa.

Veía a Reki asistir a la escuela, su sonrisa tan brillante como el sol fue regresando muy lentamente, y mientras eso sucedía sus peores temores también se iban materializando, porque sin aquella pinta de delincuente como solían llamar al estilo del pelirrojo, muchas personas comenzaron a notar lo maravilloso que era, la bondad y gentileza de su corazón, la abrazadora calidez que podía brindar.

Los hombres pululaban a su alrededor preguntando por sus actividades después de la escuela, incluso invitándolo a ser partícipe de clubs de los que Langa no había ni escuchado hablar. Artes plásticas, mecánica, electrónica, de programación, carpintería. Hubo propuesta incluso del consejo estudiantil, porque su carisma lo hacía el indicado para sobrellevar quejas y dar respuestas diplomáticas.

Reki había estado feliz de ayudar a todo aquel que se le acercara, y por un lado Langa estaba feliz, más que eso, eufórico de que estuviera recibiendo la atención que merecía, que el mundo demostrara al fin apreció por Reki. Pero por otro... ver como las chicas se armaban de valor para hablar primero con Reki en plan de amigos para luego intentar pedirle citas, era una espina dolorosa porque a él no le había dedicado ni una sola mirada.

Y no es que no hubiera hecho el intento de hablar con él. Simplemente es que siempre parecía haber alguien necesitando atención de Reki, aunado a que el mismo Langa comenzaba a ser acechado por los clubs deportivos ahora que según ellos ya no perdía su tiempo en el skatepark; sin mencionar a las chicas, el obstáculo más grande, que al verlo deambular solo por la escuela se ofrecían gustosamente a hacerle compañía a la hora del almuerzo. Hubo hasta quien le preparo un almuerzo, uno que Langa tuvo que comerse por educación a pesar de que no era ni por asomo tan delicioso como los que Reki compartía con él. Había masticado y tragado cada bocado casi sin pensar o intentar disfrutar el sabor, al terminar simplemente agradecía sin agregar nunca ningún cumplido.  

Langa se lamentaba no tener la habilidad verbal para pelear por un tiempo más prolongado con un Reki que estaba siendo arrastrado de un lado para otro por sus compañeros. Es decir, se suponían que eran mejores amigos, entonces ¿Cómo demonios es que no tenía ni un solo tema de conversación que no fuera skate? Y es que ese era el problema, Reki ya no deseaba oír nada sobre el deporte.

A Langa le dolía pensar que todo se resumía a skate, que no conocía a Reki más allá del aficionado al patinaje. Así que naturalmente lo tomo por sorpresa saber que Reki dibujaba por talento natural cuando un miembro del club de artes pasticas le pidió ayuda para pintar uno de los escenarios más realistas del taller de teatro; que además de tablas, en el algún momento se dedicó a tallar figuras de madera y a la reparación de muebles para ayudar a su familia a mantener en buen estado la casa, pues era una de las pocas que aún mantenía la estructura puramente rural de la zona. Que sus habilidades abarcaban la electricidad y algo de plomería porque su padre se la pasaba viajando debido a que era agente de negocios de una empresa, y él deseaba ser útil en todo para su madre. Que su abuela se dedicaba al Saikei, también conocido como "paisaje plantado"; o sea crear paisajes que caben en una bandeja que combinan árboles vivos con tierra, rocas, agua y vegetación asociada. Todo un arte que Reki estaba aprendiendo para de ser posible competir a su lado como asistente en el concurso que se llevaría a cabo en un par de meses en Tokio. Y por último y no menos importante o impresionante, que el color rojo brillante de su cabellera era completamente natural, pues era una herencia por parte de su abuelo paterno.

Era como para burlarse. ¿Su mejor amigo? ¿Entonces porque no sabía ni el nombre de su padre? Si lo ponía en ese contexto se podría decir que en realidad eran apenas conocidos, y ahora que Reki lo había olvidado, ni eso.

OlvidoWhere stories live. Discover now