Despedida - Alex Mercer

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Año 1995

Luego del ensayo previo al gran show en el Orpheum, Steven fue a buscar a su novio muy emocionado. Ya no aguantaba más, y creía que era el mejor momento para hablar con Alex sobre el futuro de su relación.

—Hey, Alex —llamó al rubio con exaltación en su voz, apenas lo vió comenzar a caminar con Luke y Reggie hacia afuera del teatro.

—Enseguida los alcanzo —indicó el baterista a sus amigos, quienes le dijeron que no tardara—Hey, ¿qué ocurre? Te vez nervioso... ¿está todo bien? —preguntó un poco preocupado por su novio colocando una mano el hombro del contrario.

—Ya no puedo seguir con esto.

—¿Q-qué? ¿De-de qué hablas? —cuestionó Alex asustándose ante la idea de que Steven quisiera terminar su relación con él.

No quiero seguir ocultándole al mundo nuestra relación —respondió el castaño con sinceridad, provocando que el alma del rubio regresara a su cuerpo.

—Dios, casi me matas del susto.

—Lo lamento —sonrió inocente el más bajo—. Quiero presentarte a mis padres —sentenció, mirando al más alto con un brillo especial en los ojos.

—¿Tus-tus padres? Amm, si pero... ¿ellos saben que eres gay? —preguntó el baterista lo último en un susurro cerca de su novio, quien negó—. No creo que se lo tomen bien —comentó un poco incómodo ante aquella idea.

—Pues si no lo hacen, no me importa. Nos escaparemos juntos —declaró Steven provocando que Alex riera—. ¿Qué? Esto es enserio.

—Solo... tomémonos las cosas con calma. Luego de la presentación de hoy, nuestras vidas cambiarán por completo... un paso a la vez, ¿si? —intentó escapar de la situación el más alto. Steven hizo una mueca de desagrado, pero luego asintió.

Se sorprendió al recibir un corto beso en los labios por parte de su pareja, ya que generalmente era él quien daba esas muestras inesperadas de amor.

—Nos vemos luego del show —indicó Alex sonriente mientras se alejaba en la misma dirección que sus amigos segundos atrás.

El castaño observó cómo se iba con cierta preocupación. Algo le decía que no vería a su novio luego del show, y eso lo puso un tanto intranquilo.

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Año 2020

El hombre miró a lo lejos, sintiendo cómo su corazón se estrujaba. Un joven rubio con una gorra negra hacia atrás y una campera rosa parecía mirarlo fijamente. Era su imaginación, no podía ser aquello cierto.

Alex se tensó por completo al conectar su mirada con Steven. El mayor parecía estar en un trance sin quitar los ojos del fantasma. El rubio tragó con dificultad. Lo pensó unos segundos antes de levantar la mano tímidamente para saludar a su antiguo amor. Se sentía muy estúpido, pero necesitaba confirmar si el hombre realmente podía verlo allí, parado afuera de su casa. En caso de que no fuera así, nadie lo abría visto, aunque se sentiría un idiota de todas maneras.

Steven mantuvo el contacto visual abriendo un poco la boca, sin poder creerlo aún. ¿Cómo podía estar viendo a su primer novio? Su mente le estaba jugando una mala pasada, eso era seguro. Sin embargo, se sintió temblar al ver cómo el rubio se acercaba de a poco hasta donde él estaba.

Al estar frente a frente, el mayor miraba a Alex con total confusión como si fuera un recuerdo. A el fantasma le costaba creer que estaba parado justo frente al amor de su vida, que podía verlo y que era un adulto con una vida hecha sin él en ella.

—¿E-eres real? —preguntó el castaño luego de unos segundos en los que solo se dispusieron a mirarse a los ojos. Alex sonrió y elevó los hombros—. No es posible... estás muerto.

—Si, así es —sentenció el rubio con una media sonrisa, como si ese hecho no fuera importante en absoluto. El fantasma miró por encima del hombro de Steven, observando a un hombre junto a un niño en la cocina de la casa del mayor—. Ahora eres un adulto —dijo a modo de broma—. Me alegra que hayas seguido con tu vida y que ahora seas feliz —comentó con cierta tristeza indicando a la familia del castaño, que se giró un poco para encontrarse a su pareja que lo observó y le dedicó una amplia sonrisa antes de seguir en lo que estaba.

—Alex, yo...

—No es necesario que digas nada. Solo vine a despedirme —confesó el rubio metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón—. No pude hacerlo en el 95. Supongo que la vida me está dando la oportunidad de hacerlo —sonrió con tristeza mientras a Steven se le cristalizaban los ojos.

—Fue difícil, ¿sabes? —habló el castaño luego de unos segundos—. L-luego de que te fueras, me costó volver a sentir algo por alguien. Durante mucho tiempo creí que eso sería imposible, porqué una parte de mí... una parte de mi murió contigo ese día —confesó mientras una lágrima rodaba por su mejilla y su mandíbula temblaba al recordar lo mucho que sufrió tras la muerte de Alex.

El corazón de Alex dió un vuelco tras esas palabras. Por alguna razón, había creído que Steven lo había superado y que ya no significaba nada para él, sin embargo allí estaba, confesándole lo importante que había sido para él. El rubio pasó una mano por su cara mientras limpiaba varias lágrimas.

—Y-yo lo lamento... —sollozó el fantasma—. Espero que seas feliz con tu familia —sonrió con dificultad—. De-debo irme.

—Alex, espera —lo detuvo Steven—. Gracias. La verdad es que, tú me cambiaste —sonrió mientras el rubio lo miraba un poco confundido—. Gracias a ti soy quien soy ahora. Viste algo en mi que nadie antes había visto, y me hiciste sentir vivo... —sollozó— como nunca antes.

Ambos se miraron entre lágrimas. El mayor suspiro con pesadez. Alex se acercó rápidamente en intentó tomar las manos de Steven, sin tener éxito. Aquello le rompió el corazón a ambos.

—También te quiero agradecer —murmuró el rubio mirando sus zapatos—. Por haberme aceptado tal cual soy —levantó la vista—... La verdad, sí me hubiera gustado escaparme contigo cuando me lo propusiste... de haberlo hecho tal vez no estaría muerto —intentó bromear, logrando que el contrario sonriera un poco mientras agachaba la cabeza—. Solo... solo quiero que seas feliz.

—¿Y tú que harás? —levantó la vista Steven.

—Bueno, espero poder seguir tocando la batería del otro lado —dijo con algo de gracia, provocando que el hombre riera ante esa ocurrencia—. Debo irme... si voy al cielo, prometo cuidarte desde arriba.

—¿Y si no qué? Me tocaras los pies cuando me vaya a dormir —bromeó el castaño provocando una carcajada en Alex.

—Tal vez así sea.

Ambos se miraron unos segundos por última vez, antes de que el fantasma suspirara, diera unos pasos hacia atrás y desapareciera de la vista de Steven, dejando al hombre con un sabor amargo de boca y mil preguntas sin respuesta.

Luego de diez minutos en los que no hizo nada más que mirar a la playa frente a su casa, suspiró con cansancio. Esperaba despertar en su cama al lado de su actual pareja, sintiéndose aliviado de saber que aquello había sido un sueño, o qué tal vez Alex realmente se había despedido desde el otro lado mientras dormía. Pero el tiempo pasaba, y todo parecía transcurrir con normalidad a su alrededor.

—Papá, ¿con quien hablabas? ¿Estás bien? —la voz de su hijo de ocho años se hizo presente detrás de él.

El hombre cerró los ojos unos segundos antes de relajar su cuerpo por completo y girarse hacia el niño como si nada hubiera pasado.

—Hablaba con... un viejo amigo —respondió con algo de tristeza—. Me hubiera gustado que lo conocieras pero... ya se fue —El niño lo miró un poco extrañando—. Hay que entrar a casa, ¿si? Se hace tarde.

Steven de la mano de su hijo caminó hacia la puerta de su casa, donde dejó ir todas sus preocupaciones mientras miraba el cielo por unos segundos. Sonrió ampliamente antes de entrar en su hogar y fingir que no acababa de hablar con su primer amor que había fallecido hace 25 años, intentando que en su cabeza aquello no fuera tan descabellado como en realidad sonaba.

Julie and the Phantoms ||| One Shots حيث تعيش القصص. اكتشف الآن